31 de mayo de 2007

Fire in the Hole!

Oliver Munday, estudiante del Maryland Institute College of Art, es el creador the Fire in the Hole!, una tipografía hecha de soldados de juguete mutilados y puestos al fuego, con el objeto de ser ensamblados. La propuesta de un diseñador, enmedio de un estado de guerra que promete durar.





The Bubble Project








www.thebubbleproject.com

30 de mayo de 2007

Syriana

Fragmentos de la película "Syriana", dirigida por Stephen Gahan. Una trama entrecruzada de intereses que se centran en el petróleo y la forma de conseguirlo. Al final, nadie sale bien librado.


Ganancia



Corrupción


¿Qué están pensando?

Good night good luck

Fragmento de la película "Good night good luck", dirigida por George Clooney. Se centra en el periodista Edward R. Murrow, que se enfrentó, entre otras cosas, a Joseph McCarthy (durante la cacería de brujas anticomunista) y a la censura de los anunciantes en televisión, que querían contenidos más entretenidos.

Nuevos paisajes


(tomado de delete!)


(tomado de City Wipeout)

Dinosaurios en el Arca

En estos días se está inaugurando, en Kentucky, Estados Unidos, el Museo de la Creación. Con el afán científico de todo museo, dioramas, fichas técnicas y guías expertos en la materia, la institución se encarga de enseñar a sus visitiantes la historia del mundo según... La Biblia. El Museo de la Creación es la única institución de su tipo donde todo (con excepción de algunas tortugas nadando en un estanque) es artificial. No es para menos: su diseñador, Patrick Marsh, no tiene una formación museológica. A cambio de ello, trabajó para los Estudios Universal en Los Ángeles y Japón, antes de "abrir su alma a Jesús". Será por ese oficio fantástico, que el museo está plagado de imágenes increíbles, como dinosaurios en el Arca de Noé. De acuerdo con las ideas creacionistas, el mundo tiene unos 6,000 años de vida, de manera que las evidencias de la existencia de los dinosaurios debían ser puestas en un lugar de la historia que cuenta el museo.



Cuando Patrick Marsh —también creador de las atracciones de Jaws y King Kong, en Florida— es cuestionado sobre los hallazgos que evidencian la existencia de un pasado evolutivo del ser humano, él responde "Esos esqueletos que encontraron... ¿cuál es el nombre?... esos esqueletos pudieron haber sido deformados, o pudieron haber tenido algún mal. He visto gente así, andando por las calles de Nueva York".

El Museo abrió sus puertas este 28 de mayo, con el slogan Prepare to Believe.

29 de mayo de 2007

El origen de la fortuna de los Bush.


Hitler, el abuelo de Bush y el origen de una gran fortuna. Por Giselle Dexter.


Prescott Bush, abuelo del actual presidente de Estados Unidos, fue un joven travieso. En 1918, mientras integraba la asociación estudiantil Skull & Bones (Cráneo y Huesos), en la Universidad de Yale (Coneciticut), se introdujo en un cementerio apache y robó la calavera del épico jefe guerrero Jerónimo, fallecido en 1909 en una reserva indígena.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Prescott Bush era socio de una compañía petrolera de Texas y fue sancionado por el gobierno estadounidense por violación al Trading with Enemy Act (Acta de comercio con el Enemigo) al gestionar una considerable venta de combustible para la Luftwaffe, la fuerza aérea alemana, que estaba devastando desde el aire a media Europa.
Años después, John Foster Dulles, entonces director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y amigo íntimo de Prescott, lo convenció de devolver la calavera de Jerónimo a los apaches. El empresario texano accedió... pero al poco tiempo los indígenas descubrieron que les había entregado una burda réplica.
Ahora, un libro aparecido en Estados Unidos revela que las “travesuras” de Prescott fueron mucho más allá e incluyeron varios negocios millonarios con empresarios alemanes simpatizantes de Adolfo Hitler. Según Webster Tarpley y Anton Chaitkin, autores de George Bush: The Unauthorized Biography, los nazis podrían haber sido “pagados, armados y adiestrados por las camarillas de Nueva York y de Londres, uno de cuyos directores ejecutivos era Prescott Bush”.
En un artículo publicado en Babel Magazine para el primer aniversario de los atentados al WTC, el periodista Victor Thorn comenta el documentado reportaje de investigación de Tapley y Chaitkin, y afirma: “Fueron los banqueros de Wall Street (entre otros) los financieros ocultos de esta fulgurante ascensión hacia el poder. La familia de nuestro actual presidente formaba parte de las personas que financiaron la maquinaria de guerra nazi, mientras sacaban enormes ganancias”.
La biografía no autorizada deja al descubierto una retorcida historia secreta que demuestra que para algunos hombres de las altas esferas internacionales una cosa es el patriotismo y otra los negocios.
El libro narra que en 1922 —en los comienzos del nacionalsocialismo— el empresario ferrocarrilero W. Averell Harriman, viajó a Berlín y se entrevistó con la familia Thyssen para proponerle la fundación de un banco germano-estadunidense. Los Thyssen ya eran los dueños tras bambalinas de varias instituciones financieras que les permitían transferir su dinero de Alemania a Holanda y, de allí, a Estados Unidos.
Estos Bancos eran el August Thyssen Bank (Berlín), el Bank voor Handel (Países Bajos) y la Union Banking Corporation (Nueva York).
A inicios de la década del 20, Fritz Thyssen —autor del libro I Paid Hitler (“Yo financié a Hitler”)— aportó 25 mil dólares al recién constituido Partido Obrero Nacional Socialista Alemán y en 1931 se afilió a esa organización. El magnate estaba al frente del German Steel Trust, consorcio de la industria del acero fundado en 1926 por Clarence Dillon, uno de los hombres fuertes de Wall Street. Un colaborador de confianza de Dillon fue Samuel Bush, padre de Prescott, abuelo de George senior y bisabuelo de George junior.
Harriman y los Thyssen fundaron el banco y designaron como presidente a George Herbert Walker, suegro de Prescott. En 1926 crearon la Union Banking Corporation y pusieron al frente al ex integrante del grupo Cráneo y Huesos. Ese mismo año, el ladrón de la calavera de Jerónimo fue nombrado vicepresidente y socio en la Brown Brothers Harriman. Ambas firmas permitían a los Thyssen enviar su dinero desde Alemania hacia Estados Unidos, vía Holanda.
“Aunque un gran número de otras sociedades ayudaron a los nazis (como la Standard Oil y el Chase Bank de Rockefeller, así como grandes constructores de automóviles norteamericanos), los intereses de Prescott Bush fueron mucho más profundos y siniestros”, escribe Victor Thorn.
“Una parte importante de los cimientos financieros de la familia Bush fue constituida por medio de su ayuda a Adolfo Hitler. El actual presidente de los Estados Unidos, así como su padre (ex director de la CIA, vicepresidente y presidente), llegaron a la cumbre de la jerarquía política norteamericana porque su abuelo y padre y su familia política ayudaron y alentaron a los nazis”.
En octubre de 1942, las autoridades estadounidenses incautaron los fondos bancarios nazis en la Union Banking Corporation, de Nueva York, cuyo máximo directivo era Prescott. No obstante, en 1951 se levantó el embargo y el emprendedor hombre de negocios recuperó un millón y medio de dólares que destinó a nuevas inversiones que, a la larga, engrosaron el patrimonio de la familia Bush.
“Los amigos de Prescott Bush (los mismos traidores de Wall Street que financiaron a Hitler)”, afirma Victor Thorn, "son igualmente los mismos que luego iban a catapultar a George Bush senior al puesto de director de la CIA en los años 70 e instalarle a él y a su hijo, en la Casa Blanca”.
Concluida la Segunda Guerra Mundial, la familia Rockefeller —propietaria del Chase Manhattan Bank— adquirió el 31 por ciento de las acciones del grupo Thyssen. Esta familia es dueña en la actualidad de la más importante sociedad industrial de Alemania, con un capital de 50 mil millones de dólares.
En 1885, el cacique Jerónimo relató: “Nací en las llanuras donde el viento soplaba libre y no había nada que detuviera la luz del sol. Nací donde no había cercados. Le rezaba a la luz y a la oscuridad, a Dios y al sol, que me dejaran vivir en paz con mi familia”.
Eran otros tiempos, los de las fértiles praderas. Después, llegaron los Bush y compañía. Y se quedaron hasta hoy.

Ansiedad por el estatus



"Se puede decir que cualquier vida adulta se define por dos grandes historias de amor. La primera -la que narra nuestra búsqueda de amor sexual- es bien conocida, incluso al detalle [...]. La segunda -la historia de nuestra búsqueda del amor del mundo- es un relato más secreto y vergonzoso [...]. Y, sin embargo, esta segunda historia de amor no es menos intensa que la primera."

"Existen pocos deseos más fuertes que el de ser considerado un éxito, un ganador que merece dignidad y respeto. Y pocos miedos mayores que el de ser visto por los demás como un fracasado, un perdedor. Perseguimos un buen estatus y tememos lo contrario. Preocupados como estamos por el estatus en el trabajo o el tamaño relativo de nuestra casa, ¿podemos pasar por alto este amor por el mundo no correspondido y alcanzar la felicidad?

"Ha llegado el momento de que se cuente este "relato más secreto y vergonzoso" y Alain de Botton, autor de éxitos como Las consolaciones de la filosofía y El arte de viajar, es el guía, consejero y narrador perfecto. En esta ocasión, nos acompaña a través de las angustias, inseguridades y daños provocados por un par de milenios de ansiedad por el estatus y saca a la luz un aspecto de la condición humana del que se ha hablado poco.

"Con la ayuda de la psicología, la política y la economía, el autor se plantea diferentes motivos para esa ansiedad por el estatus y, a continuación, se centra en una serie de formas de sobrellevarla que se han utilizado a lo largo de la historia, como la filosofía y el arte, el cristianismo y la bohemia. Con su estilo habitual, recoge ejemplos sorprendentes y anécdotas extraordinariamente divertidas. El resultado es un libro ameno y provocador a la vez que inteligente y práctico.

Ansiedad por el estatus
ALAIN DE BOTTON
Colección: TAURUS PENSAMIENTO

www.alaindebotton.com

Armed America

El retrato de familia lo es de verdad cuando en él va aquello que te pertenece, aquello que convive contigo. Aquello que te define y con lo que has entablado con el tiempo una relación de confianza y calor mutuos. Tus hijos, tu esposa, tu mascota, las paredes de tu casa. Tu pistola.

Armed America. Portraits of American Gun Owners in Their Homes. Es un verdadero retrato de familia en un país con 192,000,000 de armas. Los ciudadanos posan frente a la lente, descansan sus objetos junto a ellos o los portan con orgullo. No hay en ellos un asomo de duda. No se sienten fotografiados en busca de un juicio, sino de una estampa. "Este no es un libro sobre armas", reza el texto introductorio, "es un libro sobre la gente".



Los negocios de la megacaridad

La Cruz Roja acaba de anunciar que tiene una nueva asociación con Wal-Mart para responder en caso de desastre. Cuando llegue el próximo huracán, será una coproducción de la megacaridad y el megasupermercado. Esto, aparentemente, es la lección aprendida de la terrible respuesta gubernamental al huracán Katrina: los comercios van mejor con los desastres.

"Al final todo va a acabar en manos del sector privado", dijo en abril Billy Wagner, jefe de manejo de urgencias para Florida Keys -que actualmente monitorea la tormenta tropical Ernesto-. "Ellos tienen el conocimiento. Ellos tienen los recursos".

Pero antes de que este consenso avance, es hora de ver dónde comenzó la privatización del desastre, y adónde llevará inevitablemente. El primer paso fue la abdicación gubernamental de su responsabilidad central de proteger de los desastres a la población. Bajo la administración de Bush, sectores completos del gobierno, y particularmente del Departamento de Seguridad Interna, se han ido transformando en santificadas agencias de empleo temporal, y las funciones esenciales son contratadas de compañías privadas. La idea es que la inversión privada, movida por la obtención de ganancia, siempre es más eficiente que el gobierno.

Vimos los resultados en Nueva Orleáns: Washington se mostró débil e incompetente, en parte porque sus expertos en manejo de urgencias habían huido al sector privado y su tecnología e infraestructura era ya positivamente retro. En una crisis, el gobierno se ve aterradoramente inepto, mientras que el sector privado puede parecer moderno y competente, al menos en comparación.

De verdad, cuando se trata de la reconstrucción, los contratistas no son unos magos. "Adónde se fue todo el dinero", pregunta la gente desesperada, desde el Golfo Pérsico hasta la costa del Golfo de México. Una gran parte se ha ido a gastos mayores de las corporaciones privadas. Fuera del radar público, se han gastado miles de millones de dólares del erario en infraestructura privatizada de respuesta a desastres: las nuevas oficinas centrales ultramodernas del Grupo Shaw; los batallones de equipo para mover la tierra de Bechtel; un campus en Carolina del Norte de 2 mil 400 hectáreas, de Blackwater USA (con todo y campo de entrenamiento paramilitar y una pista de dos kilómetros).


(Napalm, por Banksy)

Llamémosle el complejo del capitalismo del desastre. Estos contratistas pueden conseguir lo que sea que usted necesite cuando esté en serias dificultades: generadores, tanques de agua, catres, excusados portátiles, casas móviles, sistemas de comunicación, helicópteros, medicina, hombres armados.

Este Estado dentro de un Estado ha sido construido casi exclusivamente con dinero de contratos públicos, sin embargo todo está en manos privadas. Los contribuyentes no tienen ninguna injerencia sobre él. Hasta ahora, esta realidad no se ha digerido, porque mientras los contratos gubernamentales pagan las cuentas de estas compañías, el complejo del capitalismo del desastre provee sus servicios al público de manera gratuita.

Pero esta es la trampa: el gobierno estadunidense va hacia la quiebra, en no poca medida debido a estos gastos locos. La deuda nacional es de 8 billones de dólares; el déficit del presupuesto federal es de al menos 260 mil millones de dólares. Eso significa que más temprano que tarde se van a acabar los contratos. Y nadie sabe eso mejor que las mismas compañías. Ralph Sheridan, director ejecutivo de Good Harbor Partners, una de los cientos de nuevas compañías contraterroristas, explica que "los gastos gubernamentales son esporádicos y llegan como burbujas".

Cuando las burbujas exploten, firmas como Bechtel, Fluor y Blackwater perderán su fuente de ingresos primaria. Todavía tendrán la habilidad para responder a desastres -mientras que el gobierno habrá dejado que esa valiosa destreza se mengüe-, pero ahora venderán de regreso la infraestructura construida con el erario, al precio que el mercado aguante.

Si continúan las tendencias actuales, he aquí una imagen de lo que podría ocurrir en el no tan distante futuro: viajes en helicóptero desde los techos de ciudades inundadas (5 mil dólares por cabeza sería una tarifa típica para tal servicio; 7 mil dólares por familia, mascotas incluidas), agua embotellada y "alimentos preparados" (50 dólares por persona; caro, pero así está la oferta y demanda) y un catre de refugio con una regadera portátil (muéstrenos su identificación biométrica, creada gracias a un lucrativo contrato con Seguridad Interna, y luego lo rastreamos con la cuenta).

Antes de que diga, "no en Estados Unidos", pregúntense: ¿Dónde más que en Estados Unidos? El modelo es el sistema de salud estadunidense, en el cual los ricos pueden tener acceso al mejor de los tratamientos en ambientes tipo spa, mientras que 46 millones de estadunidenses carecen de seguro médico. El modelo también encaja con la emergencia mundial del sida, en el cual la destreza del sector privado ayudó a producir medicinas salvadoras de vidas, que la mayoría de los infectados del mundo no puede comprar. Si ese es el historial del sector privado en cuanto a desastres en cámara lenta, ¿por qué habríamos de esperar valores diferentes en desastres de cámara rápida, como huracanes y hasta ataques terroristas?

Hace un año, los ciudadanos pobres y la clase trabajadora de Nueva Orleáns estaban varados en sus tejados esperando una ayuda que nunca llegó, pero aquellos que sí lo podían pagar escaparon. Esto podría incentivarnos a echar reversa ahora que vamos en una dirección fatalmente equivocada. O podría ser nuestro primer atisbo de desastres en los que "los usuarios pagan".


Naomi Klein, 2006.

Nueva televisión

Puede uno imaginar la sorpresa de cualquier persona, a mediados del siglo pasado, frente al nuevo invento de la televisión. Lejos de imaginar los alcances que el nuevo aparato podría traer en términos de entretenimiento, se adivina que la sorpresa tenía más que ver con la posibilidad de la comunicación. ¿Puedo ver algo que está sucediendo a dos kilómetros de distancia? podría ser una pregunta sensata, antes que ¿Podré ver anuncios de chocolate en polvo? Para los expertos de entonces, con seguridad la nueva era de la televisión tuvo forma, en algún momento, de una rica oportunidad: la de comunicarnos, compartir conocimientos y experiencias, entender la cultura de los otros. Educar. Imaginemos: millones de analfabetas por un lado, y la nueva posibilidad de llevar, a cualquier lugar, a través del aire, una señal que bien podría ir cargada de conocimiento. Pero no. Décadas después la señal lleva consigo concursos de belleza, noticias como producto, anuncios de cremas humectantes y "la voz de la sociedad civil" encarnada en la conductora de un noticiero. Otros contenidos están relegados a la señal cerrada del cable o al olvido.

Ahora, para cualquiera de nosotros, esto parece natural. Relacionamos a la televisión con entretenimiento y prácticamente no concebimos otro uso para ella.

Luego viene internet: un medio en inicio más democrático y con una capacidad de información cruzada que parecería difícil que algún día pudiera ser acotada por la visión corta de "entretenimiento es comunicación". Pero el paisaje tampoco es tan alentador. Aquí abajo una muestra: los resultado del buscador de Google nos dan un indicio de lo que está sucediendo en el relativamente nuevo, rico, inexplorado y culturalmente prometedor mundo de internet (como alguna vez lo fue la televisión).



28 de mayo de 2007

Pregunta

Nos vendieron la idea de que todo aquí está mal. Los productos, la educación, la salud pública, la infraestructura, bueno, hasta la comida. Basta darse una vuelta por cualquier parte de la Ciudad de México para ver la cantidad de remansos de “primer mundo” que existen: centros comerciales, McDonald’s, espectaculares anunciando productos extranjeros, letreros en inglés. Sin embargo, siguen los baches en las calles, siguen las colonias en obra gris, sigue el poco civismo de los automovilistas. Eso sí, las estaciones de radio tocan música en inglés, la televisión transmite programas calcados de programas de televisión gringos y usamos anglicismos hasta el hartazgo. Esto no sucede sólo en México. Mi pregunta es la siguiente: ¿para construir una nación se necesita pensar qué se quiere como país, incluir a la mayoría de la población y llevarlo a cabo o una Big Mac es suficiente?

Hecho en México

Hecho en México era sinónimo de algo mal hecho. Eso siempre nos hicieron pensar, nos lo repitieron hasta el hartazgo. “Qué tonto es López Portillo”, me dijo un compañero de primaria cuando cursábamos 2o. año, “yo cambiaría todo el pétroleo de México por m&m’s”.
Y lo hicieron.

Yo no era nadie


Tomado de Confessions of a Generic Boy.

27 de mayo de 2007

El pensamiento perdido

La capacidad que posee una persona de ser un portador de cultura, es decir, de comprender la cultura y obrar para ella, depende de su capacidad de ser al mismo tiempo un pensador y un ser libre. La libertad material y espiritual se encuentran íntimamente unidas. La cultura presupone libertad. Solamente puede ser concebida y realizada por una mente libre. Pero el hombre moderno ha perdido tanto la libertad como la capacidad de pensamiento.

A esta pérdida de libertad se suma el exceso de tensión. Desde hace dos o tres generaciones, una enorme cantidad de individuos han cesado de vivir como personas; sólo viven como trabajadores. Nada de lo que pueda decirse en términos generales sobre el significado espiritual y social del trabajo, vale ya para ellos. El exceso con que por regla general el hombre moderno, en todos los círculos de la sociedad, se ha dejado absorber por las preocupaciones materiales, ha traído como consecuencia un empobrecimiento de su espíritu. Se puede decir que este proceso ya comienza a obrar sobre él durante su primera infancia. Sus padres, presos en un inexorable destino de trabajo, ya no se pueden ocupar de él como sería natural. De este modo se le suprime algo esencial e insustituible para su desarrollo. Más tarde, entregado el joven también al exceso de trabajo, se ve cada vez más impelido a obedecer esa necesidad de ocupación y distracción exteriores. Dedicar las pocas horas libres que le restan a la reflexión íntima o a la conversación seria con personas o con libros, requeriría en él una capacidad de recogimiento que no siempre posee. La inacción más completa, el alejamiento de sí mismo y el olvido constituyen para él una verdadera necesidad física. Por lo tanto, se comportará como un no-pensante. Lo que busca no es una formación, sino un sostén, y justamente aquella especie de sostén que menos esfuerzo espiritual le exija. Hasta qué punto la falta de pensamiento se ha convertido en el hombre moderno en una segunda naturaleza, lo demuestra el tipo de sociabilidad que habitualmente practica.


(Detalle de Genova with Dem. Blu, 2006)

Cuando mantiene una conversación con sus iguales, procura especialmente que esta conversación se mantenga dentro de los límites de la observación de carácter general, y no se convierta en un verdadero cambio de ideas. Ya no posee nada que pueda llamarse su propio yo, y vive dominado por una especie de angustia de que en algún momento se le exija demostrar que lo posee; angustia de tener que demostrar que posee una personalidad. El espíritu que ha provocado esta asociación de los dispersos, día tras día se convierte entre nosotros en una fuerza cada vez más poderosa. Nuestra sociedad está creando una imagen rebajada del hombre. Tanto en los demás como en nosotros mismos, lo único que buscamos es un desempeño correcto de las obligaciones impuestas por el trabajo cotidiano, y poco a poco nos reducimos a no ser nada más; a ser meros trabajadores.

—Albert Schweitzer
Fragmento de "El pensamiento perdido"

Yo quiero ser Fox News

Fragmentos de un documental que habla de cómo la cadena Fox ha cambiado el estilo de los noticieros en la televisión estadunidense.
Cualquier parecido con la realidad no es coincidencia.

Ya cállate


Nosotros, la sociedad civil


Línea


Editorializar


La noticia es negocio

Los logros del capitalismo

Simbolos y logos

Un artículo (en inglés) escrito por Jeremy Wolff y publicado en el libro "Design is..." que habla sobre los símbolos en la era soviética. Durante 69 años estrellas sustituyeron a cruces en la basílica de san Basilio, en todos los pueblos la calle principal se llamaba "Ulitsa Lenina" (calle Lenin) y los carteles de propaganda plasmaban logros colectivos con una estética idealizada. En el '91 volvieron las cruces, Leningrado recuperó el nombre de San Petesburgo y en las calles se ven espectaculares que plasman logros personales con una estética idealizada.

http://very.com/ussr/

26 de mayo de 2007

Olympukes Font

Un homenaje de virusfonts a la moderna concepción del olimpismo. Un rediseño de una también rediseñada filosofía, más breve y, por lo tanto, más contundente: "Lo importante es ganar".

Liquidated McDonald


"Liquidated McDonald", ZEVS, 2006

La post miseria

“Un criminal brasileño ofrece una explicación del narcotráfico más realista que la oficial”.

Concepto.
No es común que un capo de la droga acuñe en prisión un concepto social para explicar su mundo y sus acciones, pero justamente eso es lo que hizo el brasileño Marcos William Herbas Camacho, alias Marcola: “la post miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas. Es la mierda con chips…Mis comandos son una mutación de la especie social. Son hongos de un gran error sucio”. Post miseria resulta un concepto interesante.

Un Diagnóstico. Según lo afirmado por el procurador general de la República, la creciente ola de violencia desatada en México por el narcotráfico tiene un lado positivo. Se trata, asegura el funcionario, de una desafortunada, pero lógica manifestación de la “severa crisis” por la que atraviesan las organizaciones del narcotráfico como resultado de las acciones militares y policiacas en su contra ordenadas por el Gobierno, (Reforma, 20 de abril). Como hipótesis es válida y sobre todo, optimista. Sin embargo, no está de más explorar una explicación alternativa como la de Marcola, por precaución.

La Percepción de la Sociedad.
Según una encuesta reciente, la mitad de los ciudadanos mexicanos considera que la violencia asociada al narcotráfico ya está fuera de control y 85 por ciento supone que la situación empeorará, (carta@parametria.com.mx). La alarma va en aumento y las estadísticas la avalan. Según un cálculo, en lo que va del año las “bajas por narco” superan las 800, (El Universal, 24 de abril). Lo extendido del fenómeno, su ritmo, la saña de los asesinatos y los mensajes dejados por los sicarios –desde simples cartones pegados al cuerpo de la víctima hasta videos puestos en la Red- justifican que el panorama actual y el del futuro inmediato se perciban sombríos.

Los Clásicos.
Para Tomás Hobbes (1588-1679), su utilidad como protector de la vida y la propiedad de los ciudadanos es la razón de ser y justificación última del Estado. Sin la fuerza estatal, el hombre no tendría más remedio que vivir en el “Estado de naturaleza”, cuyas características centrales son la violencia generalizada y la imposibilidad de la vida civilizada. Por eso, la autoridad que falla en su obligación de proveer seguridad pierde su razón de ser. El enfoque hobbsiano es descarnado, pero no es fácil argumentar en contra de la propuesta que ve en la fuerza la esencia del Estado. Max Weber (1864-1920) lo enunció así: “el Estado es la asociación que reclama para sí el monopolio del uso legítimo de la violencia y no puede ser definido de ninguna otra forma”. Ahora bien la formulación anterior no evita que dentro de cada estructura estatal existan actores que niegan legitimidad al orden existente y proponen un discurso alternativo, como ocurre con los revolucionarios. En contraste, la delincuencia común desde siempre ha retado al Estado y a la sociedad, pero sin justificar de manera teórica su desafío; el criminal simplemente se dedica a lo suyo y listo. Sin embargo, hay excepciones y una de ellas la encontramos en el ya citado Marcola. Las elucubraciones del capo brasileño resultan particularmente interesantes para México porque a falta de un material similar nativo, el paulista nos ofrece una vía indirecta para adentrarnos en el terrible universo mental del narco.

La Otra Explicación. En ausencia de un testimonio directo de “El Chapo” Guzmán, la entrevista con Marcola publicada en el diario O Globo en su edición del 23 de mayo de 2006, nos abre una ventana que permite atisbar e intentar comprender mejor la naturaleza del actual desafío armado al Estado mexicano y a su sociedad. Entender en qué tipo de guerra se está metiendo –nos está metiendo- el Gobierno actual en general y sus Fuerzas Armadas y su aparato de justicia en particular.

Marcola, de 35 años de edad, es un líder reconocido del mundo criminal de Sao Paulo, la principal ciudad de Brasil. Se trata, sin duda, de un personaje singular; según los datos disponibles, nació en un hogar pobre aunque no miserable. Es hijo de un boliviano y uno de sus hermanos, Gabriel, es diputado del MAS, en Bolivia. El personaje se inició en la actividad criminal a los nueve años de edad y ha pasado ya la mitad de su vida en la cárcel. En 2001, él y un centenar de presos más escaparon de prisión por un túnel, pero a diferencia de “El Chapo”, la Policía federal brasileña lo volvió a aprehender y hoy está purgando una larga condena en la prisión de máxima seguridad “Presidente Bernardes”. El 12 de mayo de 2006, unos días antes de la entrevista que aquí se cita, se supone que Marcola ordenó a su organización –el Primer Comando de la Capital o PCC- que desatara la mayor ofensiva de que se tiene noticia contra la autoridad en Sao Paulo. El resultado fue la muerte de 23 policías militares, siete policías civiles, tres guardias municipales, ocho agentes penitenciarios y cuatro civiles. Del otro lado y como respuesta, la Policía dio muerte a 107 personas en los barrios marginales. El alto costo del enfrentamiento entre la autoridad y el PCC, llevó a negociar una tregua, pero de ninguna forma el fin de la guerra. Y es el análisis de esa peculiar y brutal guerra –similar a la que hoy se desarrolla en México- lo que constituye el centro de la extraordinaria entrevista, (la conversación entre Marcola y “O Globo” se puede consultar en español en Google).

El capo paulista ha pasado buen tiempo en la cárcel pero, aparentemente, no ha sido tiempo perdido pues, además de dirigir su organización, ha leído tres mil libros, entre ellos los de Dante y Klausewits. A la pregunta de si es él el jefe del PCC, responde: “Más que eso, yo soy una señal de estos tiempos. Yo era pobre e invisible”. Él supone que en el pasado hubo condiciones para resolver de forma relativamente fácil el problema de pobres como él “¿[Pero] el Gobierno Federal alguna vez reservó algún presupuesto para nosotros [los miserables]?” No y como no lo hizo, Marcola, los seis mil miembros que se supone tiene el PCC y muchos más, buscaron su propia salida y la encontraron: “Ahora somos ricos con la multinacional de la droga y ustedes se están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio tardío de su conciencia social”.

Cuando se le pidió que pensara en una solución a la guerra entre el PCC por un lado y el Estado y la sociedad por otro, Marcola respondió: “¿Solución? No hay solución hermano. La propia idea de ‘solución’ ya es un error ¿Ya vio el tamaño de las 560 favelas de Río?…¿Solución, cómo? Sólo la habría con muchos millones de dólares gastados organizadamente, con un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política, crecimiento económico, revolución en la educación…Y todo eso… implicaría una mudanza sicosocial…O sea: es imposible”.

El jefe criminal se adentra en los términos del conflicto: “nosotros somos hombres-bombas. Estamos en el centro de lo insoluble…La muerte para ustedes es un drama cristiano en una cama…La muerte para nosotros es la comida diaria…mis soldados son extrañas anomalías del desarrollo torcido…No hay más proletarios…Hay una tercera cosa creciendo allí afuera… [y] diplomándose en las cárceles… [es] la post miseria [que] genera una nueva cultura asesina”.

Y si los marxistas aseguraron que el burgués es capaz de vender incluso la soga con que se le va a ahorcar, Marcola afirma: “con 40 millones de dólares la prisión es un hotel, un escritorio. ¿Cuál es la Policía que va a quemar esa mina de oro, ¿entiende? Nosotros somos una empresa moderna…Ustedes son el estado quebrado, dominado por incompetentes. Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión. Ustedes son lentos, burocráticos”.

En torno a su relación con la sociedad, el teórico-criminal sostiene: “Nosotros somos ayudados por la población de las villas miseria, por miedo o por amor. Ustedes son odiados. Ustedes son regionales, provincianos. Nuestras armas y productos vienen de afuera, somos ‘globales”. Y cuando se plantea el choque PCC-ejército, Marcola afirma: “Nosotros somos hormigas devoradoras, escondidas en los rincones. Tenemos hasta misiles anti-tanque…¿Para acabar con nosotros? Solamente una bomba atómica en las villas miseria ¿ya pensó? ¿Ipanema radioactiva?

La reflexión final: “Ustedes necesitan hacer una autocrítica de su propia incompetencia…no entienden ni la extensión del problema. Como escribió el divino Dante: ‘Pierdan todas las esperanzas. Estamos todos en el infierno’”.

Entre Esperanza y Simpleza. Naturalmente que lo último que se debe hacer es perder la esperanza. La cuestión es urgente y central y si hay un tema donde focalizar la energía colectiva es éste, pero hay que hacerlo sin simplificar, yendo a las raíces. La dimensión policiaca-militar es sólo una ¿dónde está el resto?

—Lorenzo Meyer
en Agenda Ciudadana

George Rag

¿Algún día veremos caer a George Bush? Por lo pronto aquí sí.

25 de mayo de 2007

El mundo según Bush

"A aquellos que hayan recibido premios, condecoraciones y distinciones, les digo: bien hecho. Y a los estudiantes regulares les digo: ustedes también podrían ser presidentes de los Estados Unidos".

Con esta frase del propio George Bush, frente a un grupo de alumnos graduándose, comienza El mundo según Bush. El resto del documental no es para seguir riendo.

Los principios de la propaganda (cualquier parecido con la realidad actual es, por supuesto, mera propaganda).

Paul Joseph Goebbels (1897-1945) fue el ministro de propaganda del gobierno de Adolf Hitler en la Alemania Nazi. Fue una figura clave del régimen, conocido por sus dotes retóricas y su capacidad persuasiva. Promovió la depuración de los ambientes culturales y la más extensa difusión de los mitos nazis.

Goebbels era un genio de la propaganda. Unos famosos principios impulsaron su trabajo. Todavía son usados hoy en día como herramienta propagandística. Son estos:

1. Principio de simplificación y del enemigo único.
Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.

2. Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

3. Principio de la transposición.
Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. "Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan".

4. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

5. Principio de la vulgarización. "Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar".



(Postal y detalles. Joseph Goebbels™)

6. Principio de orquestación.
"La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas". De aquí viene también la famosa frase: "Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad".

7. Principio de renovación.
Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

8. Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.

9. Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

10. Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

11. Principio de la unanimidad. Llegar a convencer mucha gente que piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad.

Wal Mart Movie

La democracia del espectador

[...] en una democracia con un funcionamiento adecuado hay distintas clases de ciudadanos. En primer lugar, los ciudadanos que asumen algún papel activo en cuestiones generales relativas al gobierno y la administración. Es la clase especializada, formada por personas que analizan, toman decisiones, ejecutan, controlan y dirigen los procesos que se dan en los sistemas ideológicos, económicos y políticos, y que constituyen, asimismo, un porcentaje pequeño de la población total. Por supuesto, todo aquel que ponga en circulación las ideas citadas es parte de este grupo selecto, en el cual se habla primordialmente acerca de qué hacer con aquellos otros, quienes, fuera del grupo pequeño y siendo la mayoría de la población, constituyen lo que Lippmann llamaba el rebaño desconcertado: hemos de protegemos de este rebaño desconcertado cuando brama y pisotea.

Así pues, en una democracia se dan dos funciones: por un lado, la clase especializada, los hombres responsables, ejercen la función ejecutiva, lo que significa que piensan, entienden y planifican los intereses comunes; por otro, el rebaño desconcertado también con una función en la democracia, que, según Lippmann, consiste en ser espectadores en vez de miembros participantes de forma activa. Pero, dado que estamos hablando de una democracia, estos últimos llevan a término algo más que una función: de vez en cuando gozan del favor de liberarse de ciertas cargas en la persona de algún miembro de la clase especializada; en otras palabras, se les permite decir queremos que seas nuestro líder, o, mejor, queremos que tú seas nuestro líder, y todo ello porque estamos en una democracia y no en un estado totalitario. Pero una vez que se han liberado de su carga y traspasado ésta a algún miembro de la clase especializada, se espera de ellos que se apoltronen y se conviertan en espectadores de la acción, no en participantes. Esto es lo que ocurre en una democracia que funciona como Dios manda.

[...] Hay que domesticar al rebaño desconcertado, y no dejarle que brame y pisotee y destruya las cosas, lo cual viene a encerrar la misma lógica que dice que sería incorrecto dejar que un niño de tres años cruzara solo la calle. No damos a los niños de tres años este tipo de libertad porque partimos de la base de que no saben cómo utilizarla. Por lo mismo, no se da ninguna facilidad para que los individuos del rebaño desconcertado participen en la acción; solo causarían problemas.

Por ello, necesitamos algo que sirva para domesticar al rebaño perplejo; algo que viene a ser la nueva revolución en el arte de la democracia: la fabricación del consenso. Los medios de comunicación, las escuelas y la cultura popular tienen que estar divididos. La clase política y los responsables de tomar decisiones tienen que brindar algún sentido tolerable de realidad, aunque también tengan que inculcar las opiniones adecuadas. Aquí la premisa no declarada de forma explícita -e incluso los hombres responsables tienen que darse cuenta de esto ellos solos- tiene que ver con la cuestión de cómo se llega a obtener la autoridad para tomar decisiones.

Por supuesto, la forma de obtenerla es sirviendo a la gente que tiene el poder real, que no es otra que los dueños de la sociedad, es decir, un grupo bastante reducido. Si los miembros de la clase especializada pueden venir y decir Puedo ser útil a sus intereses, entonces pasan a formar parte del grupo ejecutivo. Y hay que quedarse callado y portarse bien, lo que significa que han de hacer lo posible para que penetren en ellos las creencias y doctrinas que servirán a los intereses de los dueños de la sociedad, de modo que, a menos que puedan ejercer con maestría esta autoformación, no formarán parte de la clase especializada. Así, tenemos un sistema educacional, de carácter privado, dirigido a los hombres responsables, a la clase especializada, que han de ser adoctrinados en profundidad acerca de los valores e intereses del poder real, y del nexo corporativo que este mantiene con el Estado y lo que ello representa. Si pueden conseguirlo, podrán pasar a formar parte de la clase especializada. Al resto del rebaño desconcertado básicamente habrá que distraerlo y hacer que dirija su atención a cualquier otra cosa. Que nadie se meta en líos. Habrá que asegurarse que permanecen todos en su función de espectadores de la acción, liberando su carga de vez en cuando en algún que otro líder de entre los que tienen a su disposición para elegir.


[...] La lógica es clara y sencilla: la propaganda es a la democracia lo que la cachiporra al Estado totalitario. Ello resulta acertado y conveniente dado que, de nuevo, los intereses públicos escapan a la capacidad de comprensión del rebaño desconcertado.

—Noam Chomsky
Fragmentos de Fabricando el Consenso

24 de mayo de 2007

Survivaball

The Yes Men, un par de socios empecinados en protestar contra los grandes abusos de las corporaciones —entre otras cosas— llevan desde hace tiempo un programa de "corrección de identidad" en el que usurpan con humor las personalidades de los directivos de las grandes firmas. Luego se hacen invitar a conferencias y, en su nombre, pregonan lo que las compañías no se atreven a revelar: sus verdaderos intereses. Cargadas de ironía, sus propuestas rayan en lo ridículo.

Esta vez, le tocó el turno a Halliburton. Los integrantes de The Yes Men se hicieron invitar a una conferencia sobre riesgos de catástrofes en un Ritz Carlton de Florida. Se titulaba Cómo podemos salvar a los directivos del futuro. Argumentaron que, como la disminución de las emisiones de hidrocarburo no era aceptable para el comercio, ofrecían a los directivos el SurvivaBall, un traje inflable en forma de burbuja para sobrevivir a toda catástrofe.







Como consta en la película documental sobre sus intervenciones, la respuesta del público viaja desde la sorpresa atónita hasta la franca inocencia. Sobre el Survivaball, en Florida, hubo quien levantó la mano y preguntó si dicho traje soportaría ataques terroristas.





El Survivaball está cargado de dispositivos que, incluso, facilitan la comunicación y relación con el exterior. "Después de todo —afirma el conferencista— la gente necesita a la gente".

23 de mayo de 2007

Worldometers

Una especie de espanto breve, es lo que da cuando uno se asoma a los números en tiempo real de worldometers. La tragedia, cuando es costumbre, es estadística. Recomendable el vertiginoso cambio de los datos sobre población.






No olvidar visitar los números de títulos de libros publicados, y estarse ahí un rato, esperando a ver cuándo se atreven a cambiar.

La Isla de las Flores

Para producir un rico

"Y yo pregunto a los economistas políticos, a los moralistas, si ya han calculado el número de individuos que es necesario condenar a la miseria, al trabajo desproporcionado, a la desmoralización, a la infamia, a la ignorancia crapulosa, a la desgracia invencible, a la penuria absoluta, para producir un rico."

—José Saramago
Fragmento de Cuadernos de Lanzarote II (1996-1997)