31 de diciembre de 2007

México y Malawi: ahí está el detalle

Artículo publicado en La Jornada escrito por Luis Hernández Navarro.

Salvo porque sus nombres comienzan con la letra “m”, Malawi y México parecen no tener mucho en común. Las diferencias en el tamaño de la superficie que ocupan, en su población y en sus economías son enormes. Sin embargo, es útil comparar sus políticas agrícolas porque mientras la agricultura mexicana se encuentra al borde del abismo, el país africano ha protegido y vigorizado la suya notablemente.

Durante años, ambas naciones cumplieron fielmente los dictados del Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial. México, además, siguió al pie de la letra las medidas de liberalización comercial acordadas a raíz de la firma del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), que no son más que una versión más pura de las recetas del llamado Consenso de Washington.

Malawi es una pequeña nación africana sin salida al mar, ubicada en el sureste de África. Cuenta con una población de 12 millones de personas, que viven, en su mayoría, en zonas rurales. Su economía, preponderantemente agrícola, está muy poco desarrollada. La agricultura representa 42 por ciento del PIB y 82 por ciento de sus ingresos por exportación. Cultiva café, té, algodón y maíz. La ayuda internacional es fundamental para su funcionamiento.

En 2005 la cosecha de maíz fue desastrosa. Cinco millones de personas hambrientas requirieron de ayuda alimentaria de emergencia. No obstante, dos años después, la situación cambió drásticamente. Su producción del cereal es ahora excedentaria y la exporta a los países vecinos. Mientras que en 2002 cosechó poco más de medio millón de toneladas del grano, en 2007 alcanzó la cifra de 3.4 millones de toneladas. Malawi vende ahora más maíz al Programa Mundial de Alimentos de la ONU que cualquier otra nación de esa parte de África.

Lo que ha permitido a esa nación pasar de las hambrunas a siembras abundantes puede resumirse en un par de lecciones: subsidiar la producción agrícola, haciendo a un lado las presiones de los organismos financieros multilaterales para que no lo hiciera.

Según el FMI, Malawi tenía una “excesiva dependencia del maíz” y era más conveniente que lo comprara en el mercado mundial en lugar de cultivarlo, pues algunos de sus vecinos lo producen más barato. Un documento de la institución de junio de 2002 reconoce que “la estrategia del gobierno en virtud de los programas de 1998 y 2000 respaldados por el FMI y el Banco Mundial consistió en poner fin a la intervención del gobierno en el mercado de maíz y al mismo tiempo ofrecer subsidios alimentarios enfocados hacia los sectores pobres”.

El resultado de esta política fue fatal. El mismo Banco Mundial tuvo que admitir que la reducción de los subsidios internos había incrementado los precios de los fertilizantes a niveles alarmantes, y que no había reconocido la necesidad de mejorar los suelos. Según el economista Jeffrey Sachs, “los donadores eliminaron el papel del gobierno y se acumularon los desastres”.

En contra de los “recomendaciones” oficiales, Malawi decidió subsidiar los fertilizantes y, en menor medida, las semillas, así como otorgar un estímulo al incremento en la producción. De acuerdo con Patrick Kábame, funcionario del Ministerio de Agricultura, “nuestra gente está pobre porque carece de los recursos para aprovechar el suelo y el agua que tenemos”.

Muy otra es la actitud del gobierno mexicano. Frente a la entrada en vigor de la última fase del TLCAN, que implicará la devastación de amplias franjas del México rural, el secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas, aseguró que los productores mexicanos están listos para enfrentar el desafío y descartó que fuera a renegociarse el capítulo agropecuario del tratado. Lejos de reconocer la magnitud del desafío, el Ejecutivo lo enfrenta patrocinando comerciales en los medios electrónicos en los que aparece la golfista Lorena Ochoa defendiendo los “éxitos” de la agricultura patria. Los anuncios son una verdadera confesión de que lo único que conoce la mayoría de los burócratas de Sagarpa son los campos... de golf.

Ahogado el niño, los funcionarios mexicanos se niegan a tapar el pozo. Aunque el agro vive una de sus más severas crisis y a partir del próximo año la situación será aún peor, se niegan a tomar medidas efectivas en defensa del campo. Su estrategia de apostar el futuro del agro a una hipotética resolución de la Organización Mundial del Comercio (OMC), para que Estados Unidos, la Unión Europea y Japón reduzcan los apoyos que brindan a sus productores no funcionó ni funcionará.

Llevar el asunto de los subsidios agrícolas a la OMC está condenada al fracaso. Primero, porque México renunció a los precarios instrumentos de protección que esta institución le ofrecía al pactar el TLCAN en los términos en que lo hizo. Segundo, porque el vecino del norte ha seguido siempre una política de doble moral en este terreno. Y tercero, porque la posibilidad de alcanzar un acuerdo en este punto está más lejos que nunca.

Para acabarla de amolar, la situación en el campo mexicano será aún más adversa a partir de la nueva coyuntura mundial. El nivel de reservas de granos y oleaginosas de acuerdo con los estándares históricos ha disminuido dramáticamente y sus precios se han incrementado. El costo del maíz, trigo, soya, se ha ido a las nubes. También el de los alimentos que se elaboran a partir de ellos, afectando a los consumidores pobres. La Ley agrícola de Estados Unidos próxima a aprobarse no parece contemplar una reducción significativa de las subvenciones. Por supuesto, el gobierno mexicano no ha hecho apenas nada para enfrentar adecuadamente el nuevo reto.

Bingo wa Mutharika, presidente de Malawi, dijo: “mientras sea presidente, no quiero ir a mendigar comida a otras capitales”. Por eso ha incumplido con las presiones de los organismos financieros multilaterales y defendido su agricultura. En cambio, al Ejecutivo mexicano no parece pesarle tener que importar cada vez más alimentos. El resultado de ambas posiciones es que el campo de Malawi florece y el mexicano fenece. Ahí está el detalle.

King Corn

Documental que habla sobre el maíz -la materia prima para crear una sociedad obesa- en nuestra vida diaria. Por cierto, Feliz 1o. de enero.

30 de diciembre de 2007

Planeta hambriento y obeso

En la población rural de Weitaiwu, a 60 millas de Beijing, China, la gente se saluda diciendo "Chi fan le ma?" -"¿ya comiste". La respuesta puede ser "Chi bao le" -"estoy satisfecho". "Hungry planet. What the world eats" (Planeta hambriento. Lo que come el mundo) es un libro que muestra, con imágenes, recetas y datos, la relación que tenemos con la comida. A continuación transcribo unos datos que bien merecen un Alka-seltzer.


Familia Casaleses, Cuernavaca, México.
Gasto semanal en comida: $189.09 dólares.
Gasto semanal en frutas y verduras: $44.21 dólares.
Gasto semanal en bebidas: $39.07 dólares.
Población con sobrepeso en el país, hombres/mujeres: 65/66%
Población obesa en el país, hombres/mujeres: 20/32%
Ranking mundial de consumo de Coca Cola por persona: número 1
Familia Batsuuris, Ulán Bator, Mongolia.
Gasto semanal en comida: $40.02 dólares.
Gasto semanal en frutas y verduras: $8.35 dólares.
Gasto semanal en bebidas: $1.74 dólares.
Población con sobrepeso en el país, hombres/mujeres: 46/66%
Población obesa en el país, hombres/mujeres: 5/25%
Número de restaurantes McDonald's en el país: 0
Familia Cuis, Weitaiwu, China.
Gasto semanal en comida: $57.27 dólares.
Gasto semanal en frutas y verduras: $11.84 dólares.
Gasto semanal en bebidas: $6.73 dólares.
Población con sobrepeso en el país, hombres/mujeres: 28/23%
Población obesa en el país, hombres/mujeres: 1/1.5%
Número de restaurantes McDonald's/KFC en el país (2004): 600+/1200
Familia Al Haggan, Kuwait.
Gasto semanal en comida: $221.45 dólares.
Gasto semanal en frutas y verduras: $46.59 dólares.
Gasto semanal en bebidas: $26.40 dólares.
Población con sobrepeso en el país, hombres/mujeres: 70/77%
Población obesa en el país, hombres/mujeres: 30/49%
Comida importada: 98%
Número de restaurantes McDonald's en el país: 37
Familia Revis, Carolina del Norte, E.U.
Gasto semanal en comida: $341.98 dólares.
Gasto semanal en frutas y verduras: $41.07 dólares.
Gasto semanal en bebidas: $77.75 dólares.
Población con sobrepeso en el país, hombres/mujeres: 72/77%
Población obesa en el país, hombres/mujeres: 32/38%
Consumo anual de refresco/Coca Cola por persona: 54.8/25.7 galones
Número de restaurantes McDonald's en el país: 13,491
Desperdicio doméstico anual de comida: 48 millones de toneladas
Porcentaje de comida procesada con algún ingrediente genéticamente modificado: 75

Planeta hambriento

Esta es la gran ironía de la nutrición: mientras que en el mundo hay cientos de millones de personas que no comen lo suficiente, cientos de millones de personas más comen demasiado, tienen sobrepeso o son obesos. Hoy en día, son más las personas con sobrepeso que las que están por debajo de su peso. Marion Nestle.
Irónico apellido de la autora del prólogo de "Hungry Planet. What the world eats" (Peter Menzel y Faith D'Aluisio), un libro que habla de los hábitos alimenticios de ciertas regiones del mundo a la vez que los muestra fotográficamente. La pregunta obligada ¿somos lo que comemos?

Familia Aymes, Tingo, Ecuador.
Familia Dongs, Beijing, China.
Familia Mendoza, Todos Santos, Guatemala.
Familia Bainton, Collingbourne Ducis, Reino Unido.
Familia Ahmed, El Cairo, Egipto.
Familia Cavens, California, E.U.

19 de diciembre de 2007

Las ventajas del TLCAN

Artículo publicado el 15 de diciembre de 2007 en la Jornada

“El TLCAN se agotó; ya no ofrece ninguna ventaja a México”: BBVA
La falta de acuerdos políticos e institucionales “ha pasado la factura”, indica el grupo español

Acuerdos comerciales de EU con Centroamérica mermaron la competitividad nacional, señala

Roberto González Amador

Convertir al país en un mayor receptor de inversión extranjera directa, la gran apuesta de la apertura comercial y financiera impulsada en México en recientes administraciones para propiciar desarrollo económico, es una estrategia agotada, al menos por ahora.

“Comparados con quienes más avanzan, México se ha quedado rezagado en materia de captación de inversión extranjera”, se asegura en un reporte de BBVA.

Para el grupo financiero español, propietario de BBVA-Bancomer, el principal grupo bancario de México, “las ventajas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se han agotado”.

El consorcio ofrece una explicación sobre el aletargamiento económico de México en años recientes, especialmente a partir de mediados de la década pasada, cuando la profundización de la apertura comercial y financiera fue mencionada como argumento para sentar las bases de un mayor crecimiento económico.

El jueves pasado, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) reportó que con un ritmo de crecimiento en 2007 similar al de Haití, México se mantuvo en la parte baja del desempeño económico en América Latina y así seguirá en 2008.

De acuerdo con el organismo regional de la ONU, en 2007 la economía mexicana crecerá 3.3 por ciento, un rango similar al de Haití y apenas arriba de Nicaragua (3 por ciento), los dos países más atrasados de la región. El desempeño de México estará 2.3 puntos porcentuales abajo del promedio de la región.

Para 2008, América Latina crecerá 4.9 por ciento, 1.6 puntos porcentuales arriba del pronóstico de 3.3 por ciento para México en el mismo periodo. La Cepal espera que Haití sí mejore su desempeño y logre un crecimiento de 4 por ciento. Prevé que Nicaragua se ubique en 3.5 y Ecuador en 3 por ciento.



Glorias pasadas

En un reporte publicado a finales de noviembre, BBVA considera que México se ha quedado rezagado como receptor de inversión extranjera directa y comenta que en este rubro el país “está viviendo de glorias pasadas”.

Cuando el gobierno de Carlos Salinas (1988-1994) profundizó el proceso de apertura económica y liberalización financiera, uno de los argumentos de quienes promovieron esta estrategia fue que más inversión extranjera propiciaría mayor crecimiento de la economía. Sobre esa línea se negoció el TLCAN.

“Comparado con quienes más avanzan, México se ha quedado rezagado en materia de captación de inversión extranjera. Puede haber diversas explicaciones, aunque la lección parece clara: el deterioro en los niveles de competitividad y el retraso en los acuerdos institucionales que garanticen estabilidad y mayor crecimiento en el mediano plazo han ido cobrando factura.”

Podría pensarse, añade, que el atractivo de México para albergar inversión ha ido en aumento: el monto captado en 2006, cercano a 19 mil millones de dólares, prácticamente duplica al registrado una década atrás (10 mil millones en 1996); representa, además, 20 por ciento del total destinado a Latinoamérica en el mismo año.

Sin embargo, los números absolutos resultan engañosos: si se miden como proporción del PIB, se observa que, luego del impulso del tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, que ubicó a la inversión en niveles cercanos a 3 por ciento en 2000, la tendencia ha bajado desde entonces, aunque atenuada por operaciones financieras. El nivel alcanzado en 2006 es de 2.3 por ciento del PIB, algo similar al alcanzado en 1994, fecha de inicio del TLCAN.

De acuerdo con BBVA, sólo una parte de la inversión extranjera directa reportada, alrededor de 50 por ciento, son capitales frescos. El resto corresponde a cuentas entre filiales, reinversión de utilidades e importación de maquinaria. Comparada con la de hace una década, la inversión en nuevos proyectos pasó de 6 mil 400 millones de dólares a 7 mil 500 millones.

“Importantes al inicio, las ventajas que ofreció el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá a las exportaciones de México se han venido agotando. La especialización en actividades intensivas de mano de obra y bajo nivel de valor agregado rindió sus mejores frutos en los años 90.

“En la presente década, con la firma de acuerdos comerciales en materia textil entre Estados Unidos y diversos países de Centroamérica, pero sobre todo con la entrada de China a la Organización Mundial de Comercio en 2001, las ventajas relativas de México se han ido erosionando”, considera BBVA.