10 de octubre de 2008

Rescate financiero, una gran oportunidad

Howard Zinn*
Es triste ver a ambos partidos apresurarse a lograr un acuerdo para gastar 700 mil millones de dólares del dinero de los contribuyentes para echarlos por el caño de las enormes instituciones financieras, que son notables por dos características: su incompetencia y su ambición.

Hay una solución mucho mejor para la actual crisis financiera. Pero requiere descartar lo que ha sido la “sabiduría” convencional durante demasiado tiempo: que la intervención del gobierno en la economía (“mucho gobierno”) debe ser evitada como la peste, porque el “libre mercado” es de toda la confianza como guía hacia el crecimiento y la justicia mediante la economía. Por cierto, es bastante cómica la visión de un Wall Street que ruega al gobierno que lo ayude, sobre todo a la luz de su prolongada devoción por un “libre mercado” que no regule el gobierno.

Pero encaremos una verdad histórica: nunca hemos tenido un “libre mercado”; siempre hemos tenido que el gobierno interviene en la economía y, de hecho, tal intervención ha sido bien recibida por los capitanes de la industria y las finanzas. Estos titanes de la riqueza hipócritamente se quejan de “mucho gobierno” sólo cuando el gobierno amenaza con regular sus actividades, o cuando se dan cuenta de que algo de la riqueza de la nación es destinado a la gente más necesitada.

Nunca se han quejado de “mucho gobierno” cuando les sirve a sus intereses.

Comenzó siglos atrás, cuando los llamados Padres Fundadores se reunieron en Filadelfia, en 1787, a redactar la Constitución. Un año antes habían ocurrido rebeliones de agricultores en el oeste de Massachussets y otros estados (la Rebelión de Shays), cuyas fincas eran expropiadas por no pagar impuestos. Miles de agricultores rodearon los juzgados e impidieron que sus hogares fueran subastados.

Las cartas que se enviaban esos primeros padres en aquel entonces nos dejan ver con claridad que se preocupaban de que tales levantamientos se salieran de las manos. El general Henry Knox escribió a su hermano de armas, George Washington, quejándose de que el soldado ordinario que luchó en la revolución pensara que por haber contribuido a la derrota de Inglaterra merecía una tajada igual de la riqueza del país, o que “la propiedad de Estados Unidos debería ser la propiedad común de todos”.

Al cuadrar la Constitución, los Padres Fundadores crearon “mucho gobierno”, uno lo suficientemente poderoso como para derrotar la rebelión de los granjeros, recuperarle a sus dueños los esclavos evadidos y apagar la resistencia india conforme los colonos se movieron al oeste.

El primer gran rescate financiero fue la decisión de aquel nuevo gobierno de reintegrar el pleno valor de bonos casi nulos que tenían los especuladores. Éstos fueron pagados imponiendo contribuciones a los granjeros ordinarios, y si eso topaba con una resistencia, había un ejército nacional para apagarla –y eso fue lo que se hizo cuando los granjeros de Pennsylvania se levantaron contra las leyes fiscales.

Desde el mero comienzo, en las primeras sesiones del primer Congreso, el gobierno interfirió con el “libre mercado” estableciendo aranceles para subsidiar a los manufactureros y se hizo socio de los bancos privados con el fin de establecer un banco nacional.

Este papel de mucho gobierno, de respaldo a los intereses de la clase empresarial, continuó a todo lo largo de la historia nacional. Así, en el siglo XIX, el gobierno nacional subsidió canales de agua y la marina mercante. En la década anterior a la Guerra Civil y durante ésta, el gobierno nacional dio aproximadamente 40 millones 500 mil hectáreas de tierra gratis a los ferrocarriles, junto con préstamos considerables para mantener en el negocio a los interesados. Los 10 mil chinos y los 3 mil irlandeses que trabajaron en el ferrocarril transcontinental no obtuvieron tierras gratis, únicamente horas largas con poca paga, accidentes y enfermedades.

El principio de que el gobierno ayuda a los grandes negocios y rehúsa poner la misma generosidad a disposición de los pobres es algo que comparten ambos partidos: los republicanos y los demócratas. El presidente Grover Cleveland, un demócrata, vetó un decreto que le daría 100 mil dólares a los agricultores texanos para ayudarlos a comprar semillas durante una sequía, diciendo: “la ayuda federal en tales casos (…) alienta la expectativa de un cuidado paternalista por parte del gobierno y debilita la entereza de nuestro carácter nacional”. Pero ese mismo año utilizó sus excedentes de oro para pagarle a los ricos poseedores de bonos 28 dólares por encima del valor de cada uno –un regalo de 5 millones de dólares.

Cleveland enunciaba el principio del “individualismo rudo” –aquel que reza que debemos hacer nuestras fortunas por nosotros mismos, sin ayuda del gobierno. En un artículo de 1931, aparecido en Harper’s Magazine, el historiador Charles Beard catalogó con sumo cuidado 15 instancias en que el gobierno nacional había intervenido en la economía en beneficio de los grandes negocios. Beard escribió: “Por 40 años o más no ha habido un presidente, sea republicano o demócrata, que no haya hablado contra la interferencia del gobierno para luego respaldar medidas que añaden más interferencia a la enorme colección de las ya acumuladas”.

Después de la Segunda Guerra Mundial la industria de la aviación tuvo que ser salvada mediante infusiones de dinero gubernamental. Después vinieron las asignaciones por escasez de crudo para las compañías petroleras y el enorme rescate financiero de la corporación Chrysler.

El razonamiento tras la toma de 700 mil millones de dólares de los contribuyentes para subsidiar a las enormes instituciones financieras es que, de algún modo, nos dicen, esa riqueza va a ser derramada en la gente que la necesita. Pero nunca ha funcionado.

La alternativa es simple y poderosa: tomar esa enorme suma de dinero y darla directamente a la gente que la necesita. Que el gobierno declare una moratoria a los embargos y le conceda ayuda a los dueños de casas para ayudarlos a pagar las hipotecas. Que se cree un programa federal de empleos para garantizarle trabajo a la gente que lo quiere y lo necesita, y para los cuales el “libre mercado” no ha llegado aún.

Tenemos un precedente histórico y que tuvo éxito. El gobierno, en los primeros días del Nuevo Trato, puso a millones de personas a trabajar y reconstruyó la infraestructura de la nación. Cientos de miles de jóvenes, en vez de irse al ejército para escapar de la pobreza, se unieron al cuerpo civil de conservación, que construía puentes y carreteras, limpiaba bahías y ríos. Miles de artistas, músicos y escritores fueron empleados por el programa federal de las artes para pintar murales, producir obras de teatro y escribir sinfonías.

El Nuevo Trato (desafiando los gritos de “socialismo”) estableció la seguridad social, que junto con el decreto de derechos de los soldados, se convirtió en un modelo de lo que el gobierno puede hacer por su pueblo.

Eso podemos llevarlo más allá, con la “seguridad en salud” –atención a la salud gratis, para todos, administrada por el gobierno federal, pagada del tesoro nacional, dándole la vuelta a las compañías de seguros y a otros privatizadores de la industria de la salud. Esto funciona en otros países.

Todo eso es más de 700 mil millones. Pero el dinero está ahí. En los 600 mil millones del presupuesto militar, una vez que decidamos que ya no seremos una nación que emprende guerras. Y en las abultadas cuentas de banco de los súper ricos, una vez que los convirtamos en ricos ordinarios mediante impuestos vigorosos a sus ingresos y su riqueza.

Cuando suba el grito, sea de los republicanos o los demócratas de que esto no debe hacerse porque implica “mucho gobierno” (fue Bill Clinton quien prometió una era “donde ya no hubiera más ese mucho gobierno”), la ciudadanía debería soltar la carcajada. Y luego agitar y organizarse, según los principios de lo que la Declaración de Independencia prometía: que es la responsabilidad del gobierno garantizar derechos iguales para todos: “vida, libertad y la búsqueda de la felicidad”.
Traducción: Ramón Vera Herrera

*Este texto apareció originalmente en The Nation el 9 de octubre. Se publica en La Jornada en su versión castellana con permiso expreso del autor.

9 de octubre de 2008

Capitalismo del desastre: estado de extorsión

Desde que el petróleo sobrepasó los 140 dólares el barril, hasta los locutores de derechas más furibundos se ven forzados a demostrar su credo populista dedicando una porción de sus programas a machacar a las compañías petrolíferas. Algunos han ido tan lejos como para invitarme para mantener una amistosa charla sobre un insidioso nuevo fenómeno: “el capitalismo del desastre”. La cosa marcha bien... hasta que empieza a torcerse.

Por ejemplo, el locutor “conservador independiente” Jerry Doyle y yo mantuvimos una conversación perfectamente amistosa sobre las turbias compañías aseguradoras y la ineptitud de los políticos cuando ocurrió lo siguiente: “Creo que hay una sistema para abaratar rápidamente los precios”, anunció Doyle. “Hemos invertido 650 mil millones de dólares para liberar a una nación de 25 millones de personas. ¿No va siendo hora de que reclamemos algo de petróleo a cambio? Deberían de haber un montón de camiones cisterna, uno tras otro, formando un atasco en dirección al Túnel Lincoln, el apestoso Túnel Lincoln, en hora punta, cada uno de ellos con una nota de agradecimiento de parte del gobierno iraquí... ¿Por qué no vamos y cogemos sencillamente el petróleo? Nos lo hemos ganado liberando un país. Puedo arreglar el problema del precio del petróleo en diez días en vez de en diez años.”

Había un par de problemas con el plan de Doyle, por supuesto. El primero es que estaba describiendo el mayor latrocinio de la historia mundial. El segundo, que llegaba demasiado tarde: “nosotros” ya estamos robando el petróleo de Irak, o al menos estamos en el momento cumbre de ello.

Han pasado diez meses de la publicación de mi libro, La Doctrina del Shock: el auge del capitalismo del desastre, en el cual argumento que el método preferido para reformar el mundo de acuerdo con los intereses de las corporaciones multinacionales es actualmente el de explotar sistemáticamente el estado de miedo y desorientación que acompaña a la población en momentos de shock y crisis. Ahora que el mundo está siendo sacudido por múltiples shocks, parece un buen momento para ver cómo se está aplicando la estrategia.

Los capitalistas del desastre han estado ocupados: desde los bomberos privados que actuaron en los incendios del norte de California, a los desposeedores de tierras tras el ciclón Burma, a la nueva ley sobre la vivienda abriéndose paso hacia el Congreso. La ley no habla demasiado sobre las viviendas asequibles, desplaza la carga del impago de hipotecas a los contribuyentes y asegura a los bancos que proporcionan malos préstamos conseguir algunos pagos en devolución por los mismos. No sorprende que se la denomine en los pasillos del Congreso como el “plan Credit Suisse”, en honor a uno de los bancos que, generosamente, la propuso.

El desastre de Irak: “si lo rompe lo paga”

Pero estos casos de capitalismo del desastre son bastante amateurs en comparación con lo que se está llevando a cabo en el ministerio del petróleo iraquí. Empezó con la adjudicación de contratos fuera de subasta a ExxonMobil, Chevron,Shell, BP y Total (aún no se han firmado, pero continúan siendo válidos). Pagar a las multinacionales por su bagaje técnico no es algo raro. Sí lo es que estos contratos vayan casi invariablemente a compañías petrolíferas que se dedican a su distribución, y no a las que se dedican a explorar, producir y guardar la riqueza procedente de la explotación de estos recursos combustibles y liberadores de dióxido de carbono. Como apunta el experto en petróleo londinense Greg Muttitt, los contratos sólo tienen sentido según las informaciones de que las grandes compañías petrolíferas han insistido en el derecho a poder rechazar contratos otorgados para producir en los campos de petróleo iraquíes, dirigiéndolos. En otras palabras, aunque otras compañías podrán pujar por los contratos en el futuro, serán éstas quienes siempre los ganarán.

Una semana después de que no se anunciaran acuerdos fuera de subasta, el mundo pudo ver el precio real del petróleo. Después de años presionando a Irak en la trastienda de la opinión público, el país ha abierto repentinamente a los inversores seis de sus mayores campos petrolíferos, que reúnen en conjunto casi la mitad de sus reservas. De acuerdo con el ministro del petróleo iraquí, se empezarán a firmar contratos a largo plazo a lo largo de este año. Aunque ostensiblemente bajo el control de la Compañía Nacional de Petróleo Iraquí (CNPI), las empresas extranjeras mantendrán el 75% del valor de los contratos, dejando el 25% restante a sus socios iraquíes.

Este tipo de porcentaje no tiene precedentes en los estados árabes y persas ricos en petróleo, en los que el control mayoritariamente nacional del petróleo fue una victoria decisiva en las luchas anticoloniales. Según Muttitt, la suposición hasta ahora era que las multinacionales extranjeras traerían el desarrollo a los nuevos campos petrolíferos en Irak, no que tomarían aquellos cuya producción ya está en marcha y en consecuencia requieren una inversión técnica mínima. “La política era la de asignar estos campos a la Compañía Nacional de Petróleo Iraquí por completo”, me explicó. Este cambio supone una inversión de aquella política, ya que da a la CNPI solamente un 25%, en vez del 100% acordado.

Así pues, ¿qué es lo que hace que contratos tan pésimos como ésos sean posibles en Irak, un país que tanto ha sufrido? Irónicamente, es el sufrimiento de Irak -su crisis sin fin- la base para un acuerdo que amenaza con drenar de su tesoro nacional su principal fuente de ingresos. La lógica es como sigue: la industria petrolífera de Irak necesita expertos extranjeros porque los años de sanciones punitivas la privaron de nueva tecnología, y la invasión, y la violencia que la siguió, la degradaron todavía más. E Irak necesita urgentemente producir más petróleo. ¿Por qué? Por la guerra, una vez más. El país está en ruinas, y los miles de millones repartidos en contratos fuera de subasta a las compañías occidentales no han conseguido reconstruir el país. Ahí es donde aparecen los nuevos contratos fuera de subasta: lograrán recaudar más dinero, pero Irak se ha convertido en un lugar tan peligroso que se debe inducir a las compañías petrolíferas para que éstas se arriesguen a invertir. De se modo la invasión de Irak crea limpiamente el argumento para el saqueo ulterior.

Muchos de los arquitectos de la guerra de Irak ya ni siquiera se preocupan en negar que el petróleo fue el motivo principal para desencadenarla. En el programa To the Point de la National Public Radio [Radio Nacional Pública], Fadhil Chalabi, uno de los principales consejeros iraquíes de la administración Bush antes de la invasión, describió recientemente la guerra como un “movimiento estratégico de los EE.UU. y el Reino Unido para tener una presencia militar en el Golfo con la que asegurar en el futuro las reservas [de petróleo].” Chalabi, que ejerció de viceministro del petróleo y se reunió con las compañías petrolíferas antes de la invasión, describió este movimiento como “un objetivo fundamental.”

Invadir países para apoderarse de sus recursos naturales es ilegal según la Convención de Ginebra. Esto significa que la gigantesca tarea de reconstruir la infraestructura en Irak -incluyendo su infraestructura petrolífera- es responsabilidad financiera de los invasores. Son ellos quienes deberían ser forzados a pagar las reparaciones. (Recuérdese que el régimen de Saddam Hussein pagó 9 mil millones de dólares a Kuwait en concepto de reparaciones por la invasión del país en 1990.) En cambio Irak está obligado a vender el 75% de su patrimonio nacional para pagar el precio de su propia invasión y ocupación ilegal.

El shock del precio del petróleo: o nos dais el Ártico o nunca volveréis a conducir

Irak no es el único país involucrado en un atraco petrolífero. La administración Bush está atareada en la labor de usar una crisis relacionada -la del alza del precio del combustible- para reavivar su viejo sueño de perforar el Refugio Natural Ártico (Artic National Wildlife Refuge, ANWR en sus siglas inglesas). Y de perforar la costa. Y también de explotar las reservas de petróleo bituminoso de la cuenca de Green River. “El Congreso tiene que enfrentarse a una dura realidad”, dijo George W. Bush el 18 de junio. “A menos que los miembros del congreso estén dispuestos a aceptar los dolorosos precios del combustible actuales, o puede que aún más altos, nuestra nación debe producir más petróleo.”

Habla el Presidente como Extorsionador en Jefe, apuntando a la cabeza de su rehén (nada menos que el país entero) con el surtidor de gasolina: o me dais la ANWR o todo el mundo tendrá que pasar sus vacaciones en el patio trasero de su casa. El último robo del presidente-cowboy.

A pesar de las pegatinas de “Perfore aquí y ahora y pague menos”, perforar en la ANWR tendría un impacto apenas discernible en las actuales reservas petrolíferas mundiales, como sus defensores bien saben. El argumento de que podría provocar una reducción de los precios del petróleo no está basado en la economía pura y dura sino en el psicoanálisis de mercado: perforar “enviaría un mensaje” a los empresarios del petróleo de que aún queda más petróleo, y esto haría que empezasen a bajar los precios.

Se siguen dos puntos de este razonamiento. El primero, es el intento por mentalizar a los hiperactivos empresarios de qué es lo que ocurre realmente en el gobierno de la era Bush, incluso en medio de una emergencia nacional. El segundo, es que nunca funcionará. Si hay alguna cosa que podamos predecir del reciente comportamiento del mercado del petróleo es que el precio va a seguir subiendo, no importa cuántas nuevas reservas se anuncien.

Tomad por ejemplo el enorme boom que está teniendo lugar en las famosas reservas de petróleo bituminoso de Alberta. Con tales reservas de petróleo bituminoso, conocidas también como “arenas petrolíferas”, ocurre lo mismo que con los otros emplazamientos propuestos por Bush para la perforación: son cercanos y seguros, pues el Tratado para el Libre Comercio en Norteamérica (NAFTA en sus siglas inglesas) contiene una cláusula que impide a Canadá cortar el suministro a Estados Unidos. Sin hacer mucho ruido, el petróleo de estas fuentes en gran medida sin explotar ha estado fluyendo hacia el mercado en tal cantidad que ahora Canadá es el mayor proveedor de petróleo de los Estados Unidos, por encima de Arabia Saudí. Entre el 2005 y el 2007, Canadá aumentó sus exportaciones a los Estados Unidos en casi 100 millones de barriles. A pesar del significativo crecimiento de estas reservas seguras, los precios del petróleo han ido en aumento durante todo este tiempo.

Lo que se esconde tras la campaña de perforación de la ANWR no es de hecho otra cosa que pura estrategia del shock: la crisis del petróleo ha creado las condiciones con las que es posible vender una política antes invendible, pero desde luego altamente rentable.

El shock del precio de los alimentos: o modificación genética o hambruna

Ligada estrechamente al precio del petróleo encontramos la crisis alimentaria global. No sólo los elevados precios del petróleo hacen subir los precios de los alimentos, sino que el boom de los biocombustibles ha desdibujado la frontera entre comida y combustible, expulsado a los agricultores de sus tierras y alentado una especulación rampante. Muchos países latinoamericanos han insistido en que se reexamine la pujanza de los biocombustibles como alternativa a los combustibles fósiles y en que se reconozcan los alimentos como un derecho humano y no como una mercancía más. El subsecretario de Estado de los Estados Unidos John Negroponte tiene en cambio otras ideas al respecto. En el mismo discurso en que trataba de vender el compromiso de EE.UU. en la ayuda alimentaria de emergencia pidió a los países que bajaran sus “restricciones a la exportación y elevadas tarifas” y eliminaran “las barreras para el uso de las innovaciones tecnologías en la producción animal y vegetal, incluyendo la biotecnología.” Hay que reconocer que esta amenaza era más sutil que las anteriores, pero el mensaje era claro: los países pobres harían mejor en abrir sus mercados agrícolas a los productos norteamericanos y sus semillas genéticamente modificadas. En caso contrario se arriesgan a perder su ayuda.

Los cultivos genéticamente modificados han aparecido de súbito como la panacea para la crisis alimentaria, al menos según el Banco Mundial, el presidente de la Comisión Europea -“valor y al toro”, vino a decir- y el Primer Ministro británico Gordon Brown. Y, claro está, según las empresas del agribusiness. “No se puede alimentar hoy al mundo sin organismos genéticamente modificados”, declaró recientemente Peter Brabec, presidente de Nestlé, al Financial Times. El problema con este argumento, al menos por ahora, es que no hay pruebas de que los organismos genéticamente modificados aumenten la producción de los cultivos, sino que más bien la disminuyen.

Pero si incluso hubiera una varita mágica con la que resolver la crisis alimentaria global, ¿querríamos que estuviese en manos de los Nestlés y Monsantos? ¿Cuál sería el precio a pagar por que la empleasen? En los últimos meses Monsanto, Syngenta y BASF han estado comprando frenéticamente patentes de las llamadas semillas “todoterreno”, un tipo de plantas que pueden crecer incluso en la tierra agostada por la sequía o salada por las inundaciones.

En otras palabras: plantas modificadas para sobrevivir a un futuro de caos climático. Ya sabemos hasta qué punto está dispuesta a llegar Monsanto a la hora de proteger su propiedad intelectual, espiando y demandando a los granjeros que se atrevan a guardar sus semillas de un año para el otro. Hemos podido ver cómo las medicaciones patentadas contra el VIH impiden salvar a millones de personas en el África subsahariana. ¿Por qué los cultivos “todoterreno” patentados iban a ser diferentes?

Mientras tanto, entre tanta charlatanería excitante sobre nuevas tecnologías perforadoras y genéticas, la administración Bush anunció una moratoria de hasta dos años en los proyectos federales para la investigación en energía solar, debido a, aparentemente, preocupaciones medioambientales. Nos vamos acercando a la frontera final del capitalismo del desastre. Nuestros dirigentes no invierten en tecnologías que nos prevengan de una manera efectiva de un futuro climáticamente caótico, y en vez de eso se deciden a trabajar codo con codo justamente con quienes traman planes cada vez más endiablados para aprovecharse de las desgracias ajenas.

La privatización del petróleo iraquí, el aseguramiento de los cultivos genéticamente modificados, la reducción de las últimas barreras comerciales y la apertura de los últimos refugios naturales a la explotación privada... no hace mucho estos objetivos eran conseguidos uno tras otro mediante corteses acuerdos comerciales presentados con el pseudónimo de “globalización”. Ahora esta agenda completamente desacreditada está obligada a cabalgar sobre las espaldas de crisis cíclicas, vendiéndose a sí misma como la medicina que curará de una vez por todas el dolor del mundo.

Naomi Klein.
Tomado de www.sinpermiso.info Traducción de Ángel Ferrero.

8 de octubre de 2008

El poder de las pesadillas

El poder de las pesadillas, una serie documental de la BBC que explica la actual política del miedo de los neoconservadores así como el ascenso del partido republicano y el Islamismo radical.


Segunda parte


Tercera parte

7 de octubre de 2008

Un mundo desigual

Cuarta entrega de la serie documental Voces contra la globalización. ¿Otro mundo es posible?. En esta ocasión Un mundo desigual nos muestra cómo los valores individuales han dejado de tener la mínima importancia: ahora la sociedad le valora según su capacidad de consumo. Un no consumidor es un individuo marginal, pero también existen países marginales e incluso continentes enteros. De este cambio fundamental y de cómo los grandes medios de comunicación mundiales en manos de las megaempresas están fomentando el consumo y el pensamiento único es de lo que habla este programa cuyo equipo se ha desplazado a Tanzania, y a otros lugares del mundo para analizar este fenómeno.

No mucho ha cambiado

"México es el país de la desigualdad. Salta a la vista la desigualdad monstruosa de los derechos y las fortunas. La piel más o menos blanca decide la clase que ocupa el hombre en la sociedad".

Lo dijo Alexander von Humboldt. En el sigo XIX.

30 de septiembre de 2008

Wall Street hoy

Los socialistas de Wall Street
La crisis financiera en la que se encuentra sumido Estados Unidos produjo que algunos de los bancos y compañías aseguradoras más importantes suplicaran al gobierno que realice un enorme desembolso de dinero para sacarlos de la crisis. Las industrias banquera, financiera, de inversiones y aseguradora, durante mucho tiempo acérrimos enemigos de los impuestos, ahora necesitan dinero de los contribuyentes de la clase trabajadora para mantenerse a flote. Los contribuyentes deberían estar al mando, entonces. En lugar de ello, los ricos, los reguladores y aquellos a los que los reguladores no han sido capaces de regular toman decisiones a puertas cerradas, que pesarán sobre la población durante décadas.

El martes, la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos acordaron una costosa operación de rescate financiero de 85 mil millones de dólares para salvar a la gigante de los seguros AIG. Este acontecimiento ocurre justo después de la repentina bancarrota de Lehman Brothers, el banco de inversión de 158 años de antigüedad; la angustiosa venta de Merrill Lynch a Bank of America; el rescate financiero de Fannie Mae y Freddie Mac; la quiebra del banco minorista IndyMac; y la compra de Bear Stearns por parte de JPMorgan Chase, que cuenta con garantía del gobierno federal. Con 103 mil empleados y más de un billón de dólares de activo, AIG fue considerada “demasiado grande para dejarla quebrar”. Según los reguladores, una quiebra sin control podría provocar una inestabilidad financiera global. Los contribuyentes estadunidenses ahora son dueños de casi 80 por ciento de AIG, así que, en teoría, la venta controlada de AIG permitirá a esos contribuyentes recuperar su dinero. Pero no es tan sencillo.

La crisis financiera posiblemente se profundizará. Más bancos e instituciones financieras podrían quebrar. Millones de personas compraron sus viviendas con las turbias hipotecas de alto riesgo y ya han perdido sus casas o las perderán pronto. Las financieras incluyeron estas hipotecas en complejos “bonos hipotecarios” y otros planes de inversión derivados. Los inversores se lanzaron a comprar salvajemente estos derivados con más y más dinero prestado.

Nomi Prins ha estado al frente del grupo de analistas europeos de Bear Stearns y trabajó para Lehman Brothers. “AIG no operaba solamente como una empresa de seguros,” me dijo. “Funcionaba como un banco de inversiones especulativas, de inversiones de alto riesgo, igual que Bear Stearns, igual que Lehman Brothers, así como también funcionará Bank of America/Merrill Lynch. Así que tenemos una situación en la que el gobierno de Estados Unidos asume el riesgo de unos instrumentos financieros que apenas comienza a entender.” Y continuó: “Se trata de tomar deuda en exceso, de abusar del apalancamiento y pedir dinero prestado para ir por más riesgo y volver a pedir más dinero, una y otra vez, de 25 a 30 veces el monto de capital propio... Necesariamente tenían que darle respaldo a los préstamos que estaban tomando... No había transparencia para la Reserva Federal, para la Comisión de Valores, para el Departamento del Tesoro o para cualquiera que se hubiera tomado la molestia de analizar la catástrofe que se estaba gestando, de modo que cuando alguna de las piezas cayera, ya fueran las hipotecas de alto riesgo o los créditos con garantías combinadas, todo estaría bajo una montaña gigantesca de préstamos entrelazados de manera incestuosa, y eso es lo que está derrumbando a todo el sistema bancario”.

Como estos especuladores de alto vuelo están perdiendo todo el dinero de sus bancos, toca al contribuyente acudir en su rescate. Michael Hudson, profesor de economía de la Universidad de Missouri, Kansas City, y asesor en temas económicos del representante Dennis Kucinich, opina que un uso más sensato del dinero sería “salvar a estos 4 millones de propietarios del incumplimiento del pago de sus hipotecas y de ser expulsados de sus hogares. A como están las cosas, los van a expulsar de las casas. Esas casas van a quedar vacías. Las ciudades van a perder impuestos a la propiedad y verse obligadas a recortar los gastos locales y reducir la infraestructura local. Se está sacrificando la economía en pos de pagarle a los especuladores”.

Prins siguió explicando: “Estamos nacionalizando la peor parte del sistema bancario... Estamos asumiendo riesgos que no podemos comprender. Así que es incluso más riesgoso”. Le pedí a Prins, a la luz de todas estas nacionalizaciones, que hablara sobre la posibilidad de nacionalizar el sistema de salud bajo la modalidad de un sistema de salud de pagador único. Me respondió: “Verdaderamente se podría destinar parte del dinero a este tema, adelantándose a un posible problema futuro, y ayudar a que la gente tenga asistencia médica”.

La debacle del sistema financiero es un asunto de ambos partidos. Ambos candidatos presidenciales, John McCain y Barack Obama, han recibido millones de dólares de estas mismas empresas que están quebrando y que se aprovechan de la asistencia gubernamental en beneficio propio. En 1999, el presidente Clinton y su secretario del Tesoro, Robert Rubin (ahora asesor en temas económicos de Obama), fueron los principales promotores de la derogación de la Ley Glass-Steagall, norma que fue aprobada en 1929 tras el comienzo de la Gran Depresión para ponerle freno a la especulación que condujo a semejante calamidad. En el Congreso, la derogación fue impulsada por el ex senador republicano Phil Gramm, uno de los ex principales asesores de McCain. Los políticos dependen demasiado de Wall Street como para poder hacer algo. La gente que los vota, y cuyos impuestos están siendo transferidos a estas financieras quebradas, deben mostrar su indignación y exigir que sus líderes pongan realmente “al país en primer lugar” y le den por fin lugar al “cambio”.

Denis Moynihan ha colaborado en esta columna.

© Amy Goodman

Artículo publicado el 30 de septiembre en La Jornada.

Wall Street ayer

Zeitgeist es un documental que fue lanzado en el 2007. En su sitio de internet lo definen como una "forma de expresión no lucrativa" que busca inspirar a la gente para ver al mundo de una manera más crítica y a entender que no todo es como se cree colectivamente. Sin embargo, tampoco pretenden presentar un nuevo dogma con el documental. La verdad no es dicha, es comprendida.
Dividido en tres partes (por su extensión), ésta presenta la historia del dinero en Wall Street y lo que sucedió en 1929.

28 de septiembre de 2008

Siguiendo la pista del dinero

Para muchos analistas, lo ocurrido el 11 de septiembre de 2001 sirvió para reactivar la industria armamentista y la economía norteamericanas. Basta revisar los jugosos contratos que un selecto grupo de contratistas firmaron para la "reconstrucción" de Irak para entender que se trata de algo más que una teoría de la conspiración. A continuación, únanse los puntos.


De manera abierta o subrepticia, empresas españolas de los sectores bancario, energético y de comunicación -varias de ellas establecidas en México- otorgan millonarios créditos para producir armas o, de plano, compran acciones de compañías dedicadas a la industria militar. El vertiginoso crecimiento de estas firmas contradice el discurso en favor de la paz y la cooperación que ensalza el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero.

MADRID.- Instituciones bancarias y empresas trasnacionales de España -cuya publicidad afirma que trabajan por el bien de la sociedad- financian la producción de armas o tienen acciones en compañías dedicadas a la industria militar.

El Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) y el Banco Santander, las poderosas empresas energéticas Unión Fenosa (recién adquirida por Gas Natural) e Iberdrola, así como Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF) y Telefónica son algunas de las que, de manera abierta o subrepticia, participan en la producción y exportación de armas y equipo militar.

De ello dan cuenta varios informes realizados por el Centro Delás de Estudios sobre Justicia y Paz, con sede en Barcelona, por el Observatorio de la Deuda en la Globalización y por SETEM, una confederación de 10 organizaciones civiles que lucha contra desigualdades entre los países desarrollados y los pobres.

Tales informes corresponden a la campaña denominada BBVA sin armas, cuyo objetivo es denunciar a las entidades financieras españolas que participan en la industria militar de este país.

Incluso, miembros del Centro Delás participaron en juntas de accionistas de BBVA y de Santander. En ellas denunciaron que muchos de los beneficios económicos que estas empresas obtienen son resultado del financiamiento que brindan a las empresas que fabrican municiones, armas, aviones militares y bombas, entre ellas las "de racimo".

El 14 de marzo pasado, Jordi Calvo, investigador del Centro Delás, participó en la junta del BBVA. El 21 de junio pasado, Tica Font, vicepresidenta de esta organización civil, participó en la del Banco Santander, donde demandó que éste "evite el enriquecimiento proveniente de negocios que promueven la violencia, la guerra y la pobreza extrema, y cancele el financiamiento a las empresas de armamento".

En México, BBVA es la primera entidad bancaria y el Banco Santander ocupa la tercera posición, según el informe sobre el primer semestre de 2008 que el 2 de septiembre emitió la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).

Según ese informe, BBVA-Bancomer reportó activos por 747 mil 917 millones de pesos (23.10% de los 42 bancos con operaciones en México), con una cartera de 487 mil 7 millones de pesos (27.08% de los clientes) y una utilidad neta a junio de 11 mil 507 millones de pesos (38.15%). Santander, por su parte, reportó activos por 440 mil 972 millones de pesos (13.62% de los 42 bancos), una cartera de 244 mil 579 millones de pesos (13.60% de los clientes) y utilidades netas por 3 mil 398 millones de pesos (11.27%).

Acciones trianguladas

BBVA posee acciones -de manera directa o a través de terceras compañías- en las empresas armamentistas Indra, Inmize, Ibérica del Espacio, Hisdesat, Rymsa y Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (CESCE), según uno de los informes de la campaña BBVA sin armas.

Indra es una de las principales empresas de este sector. Fabrica misiles, simuladores para aviones de guerra y sistemas de tiro. Desarrolla también tecnología de la información para aplicaciones bélicas. Según informes de la campaña BBVA sin armas, construye el avión de combate Eurofighter, el vehículo Leopard, la fragata F-100 y el helicóptero Tigre, destinados a los programas militares de la Unión Europea (UE) y de la OTAN. También participa en el equipamiento del misil estadunidense Sparrow y está asociada con la empresa francesa Thales en el desarrollo del simulador de vuelo para el avión de transporte militar A400M, cuya construcción involucró a siete naciones europeas.

Indra asegura en su sitio en internet que 30% de sus servicios tienen relación con el "sector Defensa", pero el Centro Delás asegura que esa proporción es de entre 40% y 60%.

Su tecnología de la información es aplicada en los metros de Madrid, Atenas, Shanghai y París; 14 países realizan elecciones con sistemas de cómputo desarrollados por este consorcio, y un tercio del tráfico aéreo mundial es administrado con base en sus sistemas electrónicos.

El informe 2007 sobre Gobierno Corporativo de Indra, consultado en su portal, dice que el "pastel" de propietarios del consorcio es encabezado por la multinacional energética Unión Fenosa (15% de acciones) e instituciones financieras como Caja Madrid (14.83%), Casa Grande de Cartagena (5.68%) y Cajastur (5%). Un informe del Centro Delás añade a BBVA (1.56%), Banco Santander Central Hispánico (0.92%), AXA (1.27%), Caja Cantabria (1.20%), así como a Barclays Bank Plc y Chase Nominees Ltd.

En México, Unión Fenosa es la segunda generadora privada de electricidad, cuya producción vende a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Indra, por su parte, considera a México como "el mercado más grande de la región", en el que durante 2006 facturó mil 880 millones de euros en servicios de tecnología de la información que ofrece tanto al sector público como a empresas privadas, entre éstas los cuatro principales bancos asentados en el país.

La filial de esa empresa en México, Indra Sistemas, obtuvo de la Secretaría de Relaciones Exteriores un contrato para producir los nuevos pasaportes mexicanos con mecanismos de seguridad: 12 millones entre 2007 y 2011, según publicó el periódico Reforma el 9 y el 10 octubre de 2007.

Indra trató de obtener contratos con la Secretaría de la Defensa Nacional, en particular para proveer el nuevo sistema de radares militares que demanda la dependencia, pero sus intentos fueron infructuosos, al menos hasta octubre del año pasado, informó a Proceso una fuente militar mexicana.

En diciembre de 2004, las españolas Indra y Tecnocon obtuvieron el contrato de la Concesionaria Mexiquense, S.A. de C.V., perteneciente al grupo español OHL, para proveer el sistema de gestión de tráfico y sistema de peaje en el llamado Sistema Carretero del Oriente del Estado de México, según un comunicado de Indra.

Jordi Calvo, investigador del Centro Delás, expone en entrevista con Proceso un ejemplo sobre la forma en que BBVA participa de manera indirecta en la producción de armamento: el banco posee acciones de Indra, la cual a su vez participa con 40% de las acciones en la compañía Inmize Sistemas S. L., el más importante fabricante europeo de misiles guiados y de defensa aérea. El primer contrato de Inmize fue para desarrollar el misil aire-aire Meteor, utilizado por los aviones de guerra EF2000, Rafale y Gripen.

Bajo este mismo esquema de "triangulación", BBVA, a través de Indra, posee 7% de acciones de Hisdesat, la cual ofrece servicios satelitales de comunicación para uso militar; y a través de la empresa de energía Iberdrola tuvo hasta febrero de 2007 acciones en Ibérica del Espacio, empresa aeronáutica que diseña tecnología de uso militar.

Iberdrola es la primera empresa privada generadora de electricidad en México. Estableció en La Ventosa, Oaxaca, campos para producir energía eólica. También obtuvo la licitación para aumentar el potencial de la central nuclear de Laguna Verde, en Veracruz.

Así mismo, 65% de las acciones de Radiación y Microondas, S.A. (Rymsa) están en manos de la Corporación IBV, grupo industrial cuyas acciones comparten por partes iguales BBVA e Iberdrola. Rymsa opera antenas de comunicación avanzada y antenas para estaciones espaciales. Sus principales clientes son el Ministerio de Defensa español y la poderosa firma Lockheed Martin, la principal proveedora de productos militares para el Pentágono, expone uno de los informes de la campaña BBVA sin Armas.

Además, señala el mismo informe, en enero de 2007 Corporación IBV compró 5.26% de las acciones del consorcio Amper, empresa especializada en electrónica militar. Sin embargo, sólo un mes después anunció la venta de ese paquete accionario.

Albert Caramés, especialista en temas de defensa militar de la Escuela de Cultura de Paz, de la Universidad Autónoma de Barcelona, advierte en su ensayo Accionariado del sector defensa en España (marzo 2006), que en 2004 Tecnocon participaba con 12.2% de las acciones de Amper y la trasnacional Telefónica lo hacía con 6.1%. Tecnocon gestiona, junto con Indra, las carreteras mexiquenses, según un comunicado de esta última empresa.

Caramés advierte que entre, 2004 y 2006, Telefónica también participaba en la empresa operadora de satélites Hispasat con 13.2% de acciones.

Bombas de racimo

BBVA posee acciones de Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (CESCE), entidad que "es más que probable que aún mantenga un papel clave en el aseguramiento del sector de armamentos", dice Calvo.

En esta compañía de servicios y seguros que financia la exportación de armas, BBVA mantiene 14.3% de las acciones, el Banco Santander Central Hispánico 13.95% y Banesto 6.40%, entre otros. El gobierno español poseía alrededor de 50% de acciones, explica Caramés en su citado ensayo.

Un informe del Centro Delás dice que el Banco Santander, por su parte, posee 0.92% de acciones de Indra, 13.95% de CESCE y 50% de Vista Capital, la cual a su vez posee 23% del Grupo Maxam Corp., holding que agrupa a seis empresas del sector defensa, entre ellas Explosivos Alaveses (Expal), cuya producción total de explosivos es comprada por las fuerzas armadas de España.

El pasado 22 de mayo, Greenpeace-España realizó una manifestación de protesta en las instalaciones de Expal, en Madrid, para denunciar que esta empresa fabrica bombas de racimo. Varios miembros de la organización desplegaron sobre la fachada de la empresa una enorme manta con el letrero: "Expal fabrica bombas de racimo que mutilan". Otros activistas esparcieron prótesis de piernas y brazos en el vestíbulo del edificio y regaron "cuerpos" de cartón que simulaban personas mutiladas.

Mabel González Bustelo, responsable de la campaña de desarme de Greenpeace, dice a este semanario que esta empresa fabrica la bomba BME330, capaz de diseminar entre 180 y 512 submuniciones en un área reducida. Comenta que muchas de éstas no explotan, pero se convierten en potenciales minas que después ponen en riesgo la vida de civiles.

Otra empresa con arraigo en México y que en España es identificada como parte del entramado militar, es CAF. Esta compañía participó en varios proyectos para renovar vagones del metro del Distrito Federal y de Monterrey. Actualmente es una de las empresas responsables del proyecto del tren suburbano Cuautitlán-Buenavista, que Felipe Calderón inauguró el pasado 7 de mayo en presencia del presidente de CAF, José María Baztarrica Garito, según un comunicado de Los Pinos.

En España, CAF moderniza carros de combate. Sus accionistas más importantes son instituciones financieras como Bestiner (9.96%), Bilbao Bizkaia Kutxa (BBK, con 10.80%) y BNP Parribas (47%), entre otras.

Las instituciones bancarias no necesitan ser accionistas de empresas fabricantes de equipo militar para financiarlas, lo pueden hacer directamente.

Tica Font, vicepresidenta del Centro Delás, dijo el pasado 21 de julio, durante su participación en la junta de accionistas del Banco Santander, que en abril de 2008 la Guía de Comercio del gobierno español informó que un grupo de bancos, entre ellos Santander, suscribió dos acuerdos con la empresa EADS-CASA, fabricantes de aeronaves militares, y la fuerza aérea brasileña para financiar la venta de 12 aviones de guerra C-295 y modernizar ocho aviones P-3. El monto del crédito fue de 554 millones de euros.

Uno de los informes documenta además que, en 2005 y 2007, BBVA financió a empresas fabricantes de bombas de racimo, entre ellas la estadunidense Raytheon, la francesa Thales y EADS-CASA.

En septiembre de 2007, los bancos Santander y Banesto -este último propiedad de Patricia Botín, hija del accionista mayoritario de Santander- y Caixa Cataluña, que encabeza Narcís Serra, ministro de Defensa del primer gobierno de Felipe González, otorgaron un crédito de 300 millones de euros a la empresa Explosivos Alaveses (Expal).

En 2005, 31 bancos -entre ellos BBVA- otorgaron un crédito de mil 500 millones de dólares a la empresa francesa Thales para producir, a través de la firma TDA, misiles y municiones de racimo. TDA aceptó ante el Banco Central de Noruega que fabricó la bomba PR Cargo, que contiene 16 submuniciones, así como el cohete FZ101, de 70 mm, utilizado por el helicóptero Tigre, dice Calvo en entrevista.

Y señala que, en marzo de 2005, BBVA también participó con 25 millones de dólares en un grupo de 28 entidades bancarias que otorgaron un crédito global de mil 700 millones de euros a la firma estadunidense Raytheon, la cual fabrica el misil de crucero Tomahawk y la bomba de racimo Joint Standoff Weapon, que en su versión estándar contiene 145 submuniciones.

En julio de 2005, BBVA participó en la promoción de un frente de 36 bancos que proporcionó un crédito de 3 mil millones de euros a EADS-CASA.

Ante las denuncias de las organizaciones que encabezan la campaña BBVA sin armas, este banco envió algunas cartas en las que dijo desconocer que EADS, Thales, Raytheon o Maxam Corp., fabrican ese tipo de armas.

También, en medio de la campaña de desarme La banca bajo la lupa, BBVA argumentó que "ha definido una política detallada y restrictiva en materia de financiamiento a industrias y proyectos polémicos, especialmente de armamento, acorde con las recomendaciones de las Naciones Unidas y la Unión Europea y aprobados por la Comisión de Auditoría y por todos los órganos de gobierno pertinentes", según la respuesta que ofreció al periódico digital Canal Solidario, en su edición del 16 de junio de 2007.

Artículo escrito por Alejandro Gutiérrez y publicado el 28 de septiembre en Proceso.

23 de septiembre de 2008

Penúltimo lugar

México, penúltimo lugar en la OCDE en ciencia y tecnología
México ocupa el penúltimo lugar en materia de ciencia y tecnología, entre las naciones que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), debido a que destina bajos presupuestos para este rubro y universidades y otras instituciones carecen de recursos suficientes; además, en todo el país hay cerca 15 mil investigadores certificados y otros 20 mil que están en el sector industrial, para un total de 35 mil; sólo cerca de 3 mil empresas hacen investigación y se registran apenas 500 patentes al año.

Tal diagnóstico fue hecho ayer en la inauguración de la Semana de la Ciencia, Tecnología e Innovación, por directivos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), entre otros, que señalaron que en México se destina la mitad de los recursos que se canalizan en otras naciones a la investigación científica.

En este foro organizado por dichas instituciones y la Global Network For Economics of Learning, Innovation and Competence Building Systems (Globelics) el secretario general de la UNAM, Sergio Alcocer, señaló que las cifras que tiene México en materia de ciencia y tecnología son muy “preocupantes”.

Apuntó que, en la medida en que el Poder Legislativo no asuma el tema del desarrollo de la ciencia y tecnología como “la gran apuesta al futuro del país” no se otorgará presupuesto suficiente, y expuso que lo que se busca con la Ley de Ciencia y Tecnología, que se discute en el Congreso, es justamente establecer un sistema formal para impulsar la innovación y que vaya de la mano con estímulos y canalización de recursos para promover la investigación.

Por su parte, Gabriela Dutrénit Bielous, profesora-investigadora de la UAM y quien tuvo a su cargo la organización de este foro, dijo que México destina apenas 0.5 por ciento del PIB al desarrollo de la ciencia, cuando en países como Brasil o India se destina más de uno por ciento a esta actividad, lo que provoca que las universidades y centros de investigación carezcan de los recursos suficientes para desarrollar investigación. Expuso que falta compromiso del sector productivo para impulsar la tecnología y es cuestionable que que en vísperas de la discusión del presupuesto en la Cámara de Diputados, aún no se tenga claro si se incrementará el monto asignado a las universidades.

El doctor José Lerma Labadie, rector general de la UAM, planteó que existen “grandes asimetrías entre las capacidades de producción de conocimiento y los resultados para concretar proyectos que mejoren las condiciones de vida de los mexicanos y aminoren la brecha entre la pobres y ricos en el país”.

Comentó, además, que hay proyectos que se han desarrollado para mejorar al sistema nacional de ciencia y tecnología, pero no se ha logrado la transferencia adecuada de los mismos al sector productivo.

En cuanto a las cifras en materia de investigación en México, el doctor Leonardo Ríos, director adjunto de Desarrollo Tecnológico del Conacyt, señaló que aun cuando la economía mexicana se sitúa en el lugar 12 o 13 a nivel mundial y tiene el octavo sitio como país exportador, “sólo 3 mil empresas en el país producen investigación”. Explicó que en materia de competitividad “la situación también es crítica”, pues México ocupa el lugar 60 en este rubro, así como el penúltimo lugar en materia de investigación científica y tecnológica con sólo 35 mil investigadores en todo el país.

Por el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, Juan Pedro Laclette dijo que México ha vivido una escasez de recursos provenientes del Estado en sus ámbitos federal y local, y una falta de coordinación intersecretarial en la definición de prioridades y sobre la asignación de los recursos presupuestales.
Artículo escrito por Patricia Muñoz Ríos y publicado el 23 de septiembre de 2008 en La Jornada.

Primeros lugares

La fortuna de Slim creció 710% en cinco años; suma 60 mil mdd
En el listado de la revista Forbes sobre las mayores fortunas del mundo, este año subió al primer lugar Warren Buffett, cabeza de la aseguradora Berkshire Hathaway, con 62 mil millones de dólares. Al segundo sitio llegó el mexicano Carlos Slim Helú, con 60 mil millones de dólares, mientras Bill Gates, fundador de Microsoft, fue desplazado al tercer puesto, con una riqueza de 58 mil millones de dólares.

Carlos Slim, de 68 años y principal accionista de Teléfonos de México, subió del tercer al segundo sitio de la lista de Forbes, al incrementar su fortuna a 60 mil millones de dólares, 11 mil millones más que en 2007. En sólo cinco años Carlos Slim multiplicó por ocho su fortuna, marca que ningún hombre de negocios en el mundo ha logrado, según el reporte.

En 2008 la riqueza del empresario representa 6.3 por ciento del producto interno bruto (PIB) del país, reveló ayer Forbes. La cantidad supera en 11 mil millones de dólares a la que detentaba en 2007. Pero si se la compara con la de 2003, cuando era, según la misma fuente, de 7 mil 400 millones de dólares, Slim ha logrado que su fortuna crezca 710 por ciento en los últimos cinco años.

Ninguna actividad de la economía mexicana logró una tasa de desempeño en el último lustro como la de acumulación de riqueza de Carlos Slim, un empresario con intereses en redes de telefonía en América Latina, constructor de obras para Petróleos Mexicanos y en general de infraestructura. El sector de telecomunicaciones y transportes, el de mayor tasa de crecimiento de la economía mexicana, acumula en el periodo incrementos en torno a 22 por ciento en promedio anual.

El listado anual de multimillonarios de Forbes contiene otra sorpresa. El número uno ya no es, como ocurrió durante 13 años consecutivos, Bill Gates. Y el gurú de los mercados financieros Warren Buffett, gestor de uno de los más influyentes fondos de inversión de Wall Street, remontó al primer sitio del listado. En medio de ambos, Slim.

El club de los 10

En el listado de millonarios de Forbes –el requisito para ser considerado es tener una riqueza mayor a mil millones de dólares– figuran este año 10 mexicanos. La revista atribuye a ese grupo una riqueza de 96 mil 200 millones de dólares, 10 por ciento del PIB nacional. Se trata de una cantidad que, para efectos comparativos, es más del doble del saldo de la deuda externa del gobierno federal, que actualmente es de 41 mil 871.5 millones de dólares. Y que es mayor en 18 por ciento a la reserva internacional de divisas del país, que en febrero pasado fue de 81 mil 392 millones de dólares.

El listado de multimillonarios de Forbes del año pasado incluía nueve mexicanos, con una fortuna conjunta de 74 mil 100 millones de dólares. Es decir, entre un año y otro la fortuna del grupo de mexicanos que pueden comprar un boleto para figurar en el listado creció en 29.8 por ciento, nueve veces más que el incremento del PIB en el periodo.

La lista de 2008: Carlos Slim Helú, con 60 mil millones de dólares; Alberto Bailleres y familia (El Palacio de Hierro, Grupo Bal), 9 mil 800 millones, en el sitio 85 del listado, y Germán Larrea Mota-Velasco y familia (Grupo Minero México), 7 mil 300 millones de dólares, lugar 127. El listado continúa con Ricardo Salinas Pliego y familia (Televisión Azteca, Elektra, Banco Azteca), con 6 mil 300 millones de dólares, en el sitio 154; Jerónimo Arango, ex propietario de Aurrerá, ex socio de WalMart, con 4 mil 300 millones, en el lugar 247; Isaac Saba Raffoul –quien falló en el intento de adquirir Aeroméxico–, con 2 mil 100 millones, lugar 573. En el sitio 707, Roberto Hernández Ramírez, ex accionista de Banamex, con mil 700 millones de dólares; Emilio Azcárraga Jean, presidente del Grupo Televisa, con mil 600 millones, en el lugar 743, empatado con Alfredo Harp Helú, ex accionista de Banamex. En el lugar 785 figura Lorenzo Zambrano, presidente de Cemex, con mil 500 millones de dólares.

El reporte incluye mil 125 empresarios, con una fortuna conjunta de 4.4 millones de millones de dólares, 900 mil millones de dólares más que el año previo. Los estadunidenses aportan 42 por ciento de los socios del club y concentran 37 por ciento de la riqueza total. Rusia, 16 años después de la desaparición de la Unión Soviética, ocupa el segundo sitio con 87 integrantes en el listado.
Artículo escrito por Roberto González Amador y publicado el 6 de marzo de 2008 en La Jornada

18 de septiembre de 2008

Una muestra de lo que vendrá

Cindy Sheehnan se convirtió en celebridad al oponerse a la guerra en Irak -su hijo, soldado norteamericano, murió en el 2004 en ese país. Bill O'Reilly, portavoz de la derecha norteamericana en los medios e inspiración de los medios electrónicos mexicanos, confronta a Phil Donahue, ex-conductor de un famoso programa nocturno de los 80s, de manera visceral y lo tacha de "partisano" (palabrita de moda en los medios norteamericanos para etiquetar a quienes se oponen abiertamente al establishment). Phil Donahue da razones. Bill O'Reilly patalea y grita, arropándose en un patriotismo en tercer grado gracias a la participación de un sobrino en la guerra. Lo dijo Bush, "quienes no están conmigo están con los terroristas", lo refraseó Calderón llamando a la "unidad".

9 de septiembre de 2008

Otro último lugar para México

México es último lugar de la OCDE en inversión educativa por alumno
Revela la organización en su Panorama de la educación 2008 que apenas invierte 2 mil 405 dólares por estudiante, mientras naciones como Estados Unidos alcanzan 12 mil 788; el porcentaje de estudiantes que terminan secundaria es el menor de los 30 países miembros.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reveló en su Panorama de la educación 2008 o Education at a Glance de este año que México invierte por alumno 2 mil 405 dólares, con lo que se encuentra al final de los países miembro; muy lejos de los 12 mil 788 de Estados Unidos o de los 12 mil 195 de Suiza que encabezan la lista.
De igual manera, el informe devela que en México el porcentaje de alumnos que terminan sus estudios secundarios es de 42%, lo que lo ubica en el último lugar, por debajo de Turquía, que tiene 51%.

Para este año el Panorama de la educación 2008 contempla las opciones que eligen los países al invertir sus recursos, horas de alumnos en la aulas, cantidad de horas que trabajan los profesores, los tamaños de clases y salarios de los profesores. Los países miebros son 30 y también se les conoce como el club de los países desarrollados.

El 20% de la población mexicana tiene estudios universitarios, en los dos rangos que la OCDE valora, de 25 a 34 años y de 55 a 64 años.

En cuanto al salario a profesores, el informe dice: "La principal excepción es México, cuyos costes de salario por profesor en comparación con el PIB pér capita son muy superiores a la media de la OCDE, lo que se ha compensado con tamaños de clase grandes".

Y otros profesores en este rango son los de Islandia, Irlanda, Noruega, Polonia, Eslovaquia y Suecia, son respecto al PIB de esos países.

Según los resultados y as variantes se demuestran por qué no existe una relación sencilla entre cuánto se gasta en educación y el nivel de aprovechamiento.

A pesar de la valoración mexicana la organización resalta que la cantidad de recursos asignados a las instituciones educativas aumento como media un 19% de 2000 a 2005 en los países miembro y el gasto público en educación creció más de un punto, de 11.9% a 13.2% en promedio.
Nota publicada el martes 9 de septiembre de 2008 en El Universal.

1 de septiembre de 2008

Niños mexicanos y obesidad

Los niños de nivel primaria gastan alrededor de 20 mil millones de pesos al año en las cooperativas escolares para adquirir productos chatarra, principalmente refrescos, frituras y dulces.

El director general de la organización El Poder del Consumidor (EPC), Alejandro Calvillo, señaló que dicha información se obtiene de un análisis que elaboró el Instituto Nacional de Nutrición, en donde destaca que los niños gastan apenas 5 pesos para comprar frutas o verduras dentro de las escuelas.

En conferencia de prensa, precisó que de acuerdo con dicha investigación, el horario televisivo infantil de lunes a viernes por las tardes y los sábados por la mañana, de un total de 37 promocionales por hora se transmiten 17 de comida chatarra.

Asimismo, dijo que un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública, de 1988 al 2002, reveló que el consumo de frutas y verduras se redujo en un 30 por ciento; mientras que el consumo de refrescos aumentó 60 por ciento.

Ante este panorama, el director del organismo manifestó su preocupación por la próxima presentación del Código de Autorregulación en materia de publicidad dirigido a niños.

Nota publicada en La Jornada el día 1 de septiembre de 2008.

28 de agosto de 2008

México, con el crecimiento más bajo de AL, dice Cepal

Artículo publicado en La Jornada el día 28 de agosto de 2008

El crecimiento económico de América Latina será de 4.7 por ciento este año, enmarcado por extremos en los que sobresale un incremento de 8.3 por ciento del producto interno bruto (PIB) de Perú, a la cabeza de los países con mejor desempeño, y una expansión de 2.5 por ciento en el caso de México, a la retaguardia de las economías de la región latinoamericana por segundo año consecutivo, estimó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Al dar a conocer el Estudio económico de América Latina y el Caribe 2007-2008, Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva del organismo, hizo notar que “la región sigue creciendo” pero a una tasa menor a la de 5.7 por ciento registrada el año pasado, y adelantó que la expansión económica “seguirá desacelerándose en 2009” a 4 por ciento.

A través de una videoconferencia de prensa desde Santiago, Chile, sede de la Cepal, Alicia Bárcena subrayó que un incremento de 23 por ciento en la inversión bruta interna y una aceleración de la demanda agregada, fueron los dos factores que propiciaron en mayor medida el crecimiento de la economía peruana.

Escasa tributación

En tanto, atribuyó el bajo crecimiento del PIB en México a la muy estrecha relación de su economía con la de Estados Unidos, a la insuficiente inversión física y al bajo nivel de tributación fiscal.

“México tributa poco y tiene una enorme evasión fiscal”, comentó la secretaria ejecutiva de la Cepal. Su recaudación tributaria representa alrededor de 12 por ciento de su producto interno bruto, en contraste con 18 por ciento del PIB que se tiene como promedio en América Latina, apuntó.

La tasa de crecimiento económico de 2.5 por ciento para México, estimada por el organismo de Naciones Unidas, es menor a la meta oficial de 2.8 por ciento para este año, la cual fue ajustada en abril desde 3.7 por el gobierno federal; pero también es mayor a la de 2.3 por ciento en que la proyectan los escenarios básicos de los principales centros de análisis y consultoría del sector privado.

Los cinco países de la región latinoamericana con mayor crecimiento económico en 2008 serán: Perú, con 8.3 por ciento; Panamá, 8; Uruguay, 7.5; Argentina, 7 por ciento, igual al de Cuba, y la República Bolivariana de Venezuela con una tasa de expansión de 6 por ciento.

Abajo del promedio de 4.7 por ciento de incremento del PIB de la región figurarán: Honduras, con 4.5; Guatemala, 4.3, igual al de Costa Rica; Chile, 4; El Salvador, 3.7; Nicaragua, 3, similar al de Haití y Ecuador, y México, con un crecimiento económico de 2.5 por ciento.

Iniciado en 1948 por el economista Raul Prebish, el Estudio económico de América Latina y el Caribe es el informe más antiguo de la Cepal.

En el centro de las preocupaciones económicas actuales y por venir, Alicia Bárcena mencionó el acelerado crecimiento de los precios observado durante este año. “La inflación importa mucho por su efecto retroactivo en el crecimiento de las economías a través de la reducción de la demanda”, y “agudiza los dilemas de la política monetaria y cambiaria”, subrayó.

Inflación contra pobreza


Pero sobre todo preocupa el impacto regresivo que la aceleración inflacionaria de los alimentos puede tener en la lucha contra la pobreza. “Un incremento de 15 por ciento de los precios de los alimentos provocaría un aumento de la pobreza equivalente a 2.8 puntos porcentuales, con lo cual se elevaría de 35.1 a 37.9 por ciento de la población, y se perdería un tercio de la reducción de la pobreza que se registra en la región desde 2002”, dijo.

En términos absolutos, el alza de los alimentos puede incorporar 15.7 millones de nuevos pobres en América Latina, con lo cual el universo de habitantes en esta situación llegaría a 204.5 millones. Pero Bárcena precisó que será en diciembre cuando la Cepal presente un estudio completo sobre la afectación del alza de los alimentos en los niveles de pobreza en la región y país por país.

Entre tanto, advierte, “la inflación aumenta de manera generalizada, impulsada principalmente por el aumento de los precios de los alimentos”.

A la cabeza de este fenómeno figuran la República Bolivariana de Venezuela, con un incremento de 32 por ciento de la inflación general de junio de 2007 al mismo mes de 2008, pero una elevación de 51 por ciento en los precios de los alimentos. Le sigue Nicaragua, con una carestía de 23 por ciento y alza de 33 por ciento en la comida; Bolivia, con una inflación general de 17 y una particular de alimentos de 32 por ciento.

En este aspecto México es el país de la región con menor inflación general, 5.3 por ciento, y de alimentos, 9.

La perspectiva económica de la región para 2009 no prevé estancamientos y menos aún resultados negativos. El próximo “será el séptimo año consecutivo de crecimiento, aunque se profundizará la desaceleración”, pronostica la Cepal.

La economía regional crecerá 4 por ciento en 2009. A la cabeza nuevamente figurarán Perú y Panamá, con 7 por ciento; Uruguay y Cuba, con 6, y República Dominicana, Chile y Argentina, con 5. México estaría a la zaga de todos por tercer año consecutivo, con un incremento de 2.5 ciento en su PIB, similar al de Nicaragua; pero menor al 3 por ciento proyectado para Haití y Ecuador.
Juan Antonio Zúñiga y Enrique Gutiérrez (Reportero y corresponsal)

17 de agosto de 2008

Mágico mundo

Protesta ocurrida el viernes 15 de agosto de 2008. Imágenes salidas de una pesadilla clasemediera.




Fotos AP

22 de junio de 2008

Los Chicago Boys de Obama

Artículo escrito por Naomi Klein y publicado el 21 de junio de 2008 en La Jornada

Barack Obama se esperó sólo tres días después de que Hillary Clinton se salió de la carrera demócrata para declarar a CNBC: “Mira, estoy en favor del crecimiento, soy un tipo en favor del libre mercado. Amo el mercado”.

Para demostrar que ésta no es una simple aventura de primavera, nombró a Jason Furman, de 37 años, encargado de su equipo de política económica. Furman es uno de los más destacados defensores de Wal-Mart, compañía a la que describe como “una historia progresista de éxito”. Durante la campaña, Obama arremetió contra Clinton por formar parte de la junta directiva de Wal-Mart y se comprometió: “No compraré ahí”. Sin embargo, para Furman, la verdadera amenaza son los críticos de Wal-Mart: los “esfuerzos por lograr que Wal-Mart incremente sus salarios y beneficios” crean un “daño colateral”, el cual es “demasiado grande y perjudicial a la gente trabajadora y a la economía en general como para que me quede aquí sentado cantando Kum-Ba-Ya* en aras de los intereses de una armonía progresista”.

El amor de Obama por los mercados y su deseo de “cambio” no son intrínsecamente incompatibles. “El mercado está desequilibrado”, dice, y seguro que lo está. Muchos rastrean el origen de este profundo desequilibrio hasta las ideas de Milton Friedman, quien lanzó una contrarrevolución al New Deal desde su percha en el departamento de economía de la Universidad de Chicago. Y aquí encontramos más problemas, porque Obama –quien dio clases de derecho en la Universidad de Chicago durante una década– está complemente incrustado en el pensamiento conocido como la Escuela de Chicago.

Eligió como su principal consejero económico a Austan Goolsbee, un economista de la Universidad de Chicago que está del lado izquierdo de un espectro que termina en la centroderecha. Goolsbee, a diferencia de sus colegas más friedmanianos, concibe la desigualdad como un problema. Su solución principal, sin embargo, es más educación –algo en lo que Alan Greenspan podría coincidir. En su ciudad natal, Goolsbee ha estado ansioso por vincular a Obama a la Escuela de Chicago. “Mira su plataforma, sus consejeros, su temperamento, el tipo tiene un sano respeto por los mercados”, le dijo a la revista Chicago. “Está en el ethos de la (Universidad de Chicago), lo cual es diferente a decir que es laissez-faire”.

Otro fan de Chicago, cercano a Obama, es el multimillonario Kenneth Griffin, de 39 años, jefe ejecutivo del fondo de cobertura Citadel Investment Group. Griffin, quien le dio la mayor donación permitida a Obama, es algo así como un icono de una economía desequilibrada. Se casó en Versalles y la fiesta posterior fue en el sitio en el que vacacionaba Marie Antoinette (hubo presentación del Cirque du Soleil), y él es un acérrimo oponente a cerrar la laguna fiscal de los fondos de cobertura. Mientras Obama habla acerca de endurecer las reglas comerciales con China, Griffin ha hecho caso omiso de las pocas barreras que existen. A pesar de las sanciones que prohíben la venta de equipo policiaco a China, Citadel ha invertido en controvertidas compañías de seguridad establecidas en China, que ponen a la población local bajo niveles sin precedente de vigilancia.

Ahora es el momento para preocuparnos de los Chicago Boys de Obama y su empeño en rechazar cualquier intento serio por regular. En el lapso de dos meses y medio, entre su victoria electoral en 1992 y su toma de posesión, Bill Clinton dio una vuelta en U en lo que se refiere a la economía. Había hecho campaña prometiendo revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), añadir provisiones laborales y medio ambientales e invertir en programas sociales. Pero dos semanas antes de tomar posesión, se reunió con el entonces jefe de Goldman Sachs, Robert Rubin, quien lo convenció de la urgencia de adoptar una política de austeridad y más liberalización. Rubin le dijo a PBS: “Antes de entrar a la Oficina Oval, durante la transición, el presidente Clinton decidió realizar un cambio drástico en política económica”.

Furman, un destacado discípulo de Rubin, fue elegido para encabezar el Hamilton Project del Brookings Institution, un centro de investigación que Rubin ayudó a fundar para proveer argumentos en favor de reformar, en vez de abandonar, la agenda del libre comercio. A eso añádale la reunión de Goolsbee, llevada a cabo en febrero, con funcionarios de los consulados canadienses, que se fueron con la clara impresión de que los habían instruido a no tomar en serio la campaña contra el TLCAN de Obama, y hay muchas razones para preocuparnos de una repetición de 1993.

La ironía es que no hay razón alguna para este retroceso. El movimiento lanzado por Friedman, introducido por Ronald Reagan y afianzado por Clinton, enfrenta una profunda crisis de legitimidad en el mundo. En ningún lugar es más evidente que en la misma Universidad de Chicago. A mediados de mayo, cuando Robert Zimmer, presidente de la universidad, anunció la creación del Intituto Milton Friedman, con un fondo de 200 millones de dólares, un centro de investigación económica dedicado a continuar y hacer crecer el legado de Friedman, surgió una controversia. Más de 100 miembros de la facultad firmaron una carta de protesta. “Los efectos del orden global neoliberal, establecido en las últimas décadas y fuertemente apoyado por la Escuela de Economía de Chicago, de ninguna manera han sido inequívocamente positivos”, declara la carta. “Muchos argumentarían que han sido negativos para la mayoría de la población mundial”.

Cuando Friedman murió en 2006, tales atrevidas críticas a su legado estaban en buena medida ausentes. Los monumentos conmemorativos hablaban sólo de grandes logros, una de las más destacadas evaluaciones apareció en The New York Times, escrita por Austan Goolsbee. Sin embargo ahora, dos años después, el nombre de Friedman se percibe como una desventaja hasta en su alma mater. Así que, ¿por qué eligió Obama este momento para ser un Chicago-retro, cuando todas las ilusiones de un consenso se desvanecieron?

No todas las noticias son malas. Furman asegura que va a recurrir a las habilidades de dos economistas keynesianos: Jared Bernstein, del Economic Policy Institute, y James Galbraith, hijo del nemesis de Friedman, John Kenneth Galbraith. Nuestra “actual crisis económica”, dijo Obama recientemente, no salió de la nada. Es “consecuencia lógica de una cansada y equivocada filosofía que ha dominado a Washington durante demasiado tiempo”.

Cierto. Pero antes de que Obama pueda purgar a Washington del azote del friedmanismo, tiene que limpiar ideológicamente su propia casa.

* Un famoso spiritual

© Naomi Klein 2008. El texto fue publicado en The Nation

Naomi Klein es autora de The shock doctrine. www.naomiklein.org

Traducción: Tania Molina Ramírez

10 de junio de 2008

México ocupa ya el segundo lugar mundial en obesidad

Artículo escrito por Matilde Pérez Uribe y publicado en La Jornada el día 10 de junio de 2008

En México, la obesidad es considerada “un foco rojo” por el sector salud, ya que el país ocupa el segundo lugar en el mundo en este padecimiento después de Estados Unidos.

En la actualidad, 69 por ciento de los mexicanos padece sobrepeso y 30 por ciento obesidad, debido a la falta de una cultura alimentaria.

De acuerdo con una muestra poblacional tomada para la Encuesta nacional de enfermedades crónicas que se llevó a cabo en el año 2000, 19.8 millones tienen sobrepeso y 12.1 millones presentan obesidad; sin embargo, sólo 20 por ciento acuden al médico para poder bajar de peso y el resto recurren a las llamadas dietas milagro, afirmó la sicóloga Dunia de Martini, del hospital de siquiatría doctor Héctor Tovar Acosta, del IMSS.

Durante la conferencia Sicología, Mitos y Realidades de la Obesidad, realizada en el Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional, De Martini asentó que en esta enfermedad –que incluye trastornos como bulimia, anorexia, potomanía y vivorexia– se han descuidado los aspectos sicológicos y sociales de los pacientes, quienes se enfrentan a una sociedad obesofóbica.

“La persona obesa es juzgada físicamente menos atractiva, carente de voluntad y conducta, con una imagen corporal negativa; es tímida y siente vergüenza, por lo que tiende a mantenerse aislada y por eso en ella es frecuente la depresión”, detalló. Agregó que una encuesta reveló que los niños obesos son considerados por sus compañeros como “estúpidos, feos, tramposos y mentirosos, y como estudiantes son menos reconocidos”.

En el país, uno de cada tres adolescentes tiene sobrepeso; 26 por ciento de los niños entre 5 y 11 años padecen obesidad, índice que en nueve años aumentó ocho puntos porcentuales; 42.7 por ciento de la población entre 45 y 49 años se encuentra con sobrepeso, en tanto que la mayoría de la población con sobrepeso y obesa se localiza, según los estudios de salud, en los estados del norte, en Yucatán y Campeche.

Crecimiento alarmante

En tanto, Nora I. Rodríguez Bravo, jefa de nutrición y dietética del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional, dijo que es alarmante el ascenso de la población con sobrepeso debido a los malos hábitos de alimentación.

“La gente debe empezar a cuidar su salud, ya que no se trata sólo de un asunto de estética; incluso, en la Cámara de Diputados hay una propuesta de educación nutricional que, de aprobarse, ayudará a la población a mejorar” su forma de alimentarse..

Pero también hizo un llamado a los medios de información, particularmente a los electrónicos, para que los programas donde se ofrece orientación en torno a la alimentación se transmitan en horarios de mayor audiencia, ya que los estudios realizados por especialistas del IMSS revelan que la gente se refugia en la comida para evadir problemas económicos, morales, de pareja y laborales.

Puntualizó que la obesidad es una enfermedad multifactorial que no se debe atender con “tratamientos milagrosos” a base de productos naturales, los llamados light, fibras, laxantes y diversos elementos de mercadotecnia que sólo confunden y deprimen a las personas, además de que agravan su salud.

4 de junio de 2008

El plátano, parábola de nuestro tiempo

Artículo escrito por Johan Hari* y publicado en La Jornada el 3 de junio de 2008
Debajo de los encabezados que hablan de carestía de alimentos y gobiernos tambaleantes, existe un hecho casi inadvertido: los plátanos mueren. Este alimento, más consumido incluso que el arroz o las papas, tiene su propia forma de cáncer. Se trata de un hongo conocido como enfermedad de Panamá, que da a la fruta un color rojo ladrillo y la vuelve incomible.

No hay cura. Todos los frutos perecen conforme se propaga, lo cual ocurre de prisa. Pronto –entre 10 y 30 años– la fruta amarilla y cremosa que conocemos no será más.

La historia del ascenso y caída de este alimento puede verse como una extraña parábola sobre las corporaciones que cada vez dominan más al mundo y adónde nos están llevando.

El plátano parece un espléndido producto de la naturaleza, pero eso es una dulce ilusión. En su forma actual, su creación fue bastante deliberada. Hasta hace 150 años existía gran variedad de plátanos en las selvas del mundo, los cuales se consumían siempre en las zonas cercanas. Algunos eran dulces; otros, amargos. Los había verdes, morados o amarillos.

Un consorcio llamado United Fruit sacó de la selva un tipo en particular –conocido como Gros Michael– y decidió producirlo en masa en enormes plantaciones, y distribuirlo por el mundo en barcos frigoríficos. El plátano se estandarizó en un modelo amigable: amarillo, cremoso y cómodo de llevar en la lonchera.

Hubo allí una chispa de genio empresarial, pero United Fruit ideó un cruel modelo de negocio para llevarlo a cabo. Como explica el escritor Dan Koeppel en su brillante historia Banana: the fate of the fruit that changed the world (Plátano: el destino de la fruta que cambió al mundo) funcionó así: encuentra un país débil. Asegúrate de que el gobierno sirva a tus intereses. Si no lo hace, derrócalo y remplázalo por uno que sí. Quema sus selvas y construye plantaciones de plátano. Haz que los nativos dependan de ti. Aplasta cualquier brote de sindicalismo. Y luego, ¡lástima!, hay que ver morir los plantíos de plátano por una enfermedad que se disgrega por el mundo. Si eso ocurre, arrójales toneladas de químicos, a ver si sirve de algo. Si no, pásate al país de al lado y vuelve a comenzar.

Parece una exageración hasta que uno estudia lo que pasó. En 1911 el magnate platanero Samuel Zemuray decidió convertir a Honduras en su plantación privada. Reunió algunos gángsteres internacionales, como Guy Ametralladora Maloney; montó un ejército privado e invadió la nación, instalando a un amigo de presidente.

El término “república bananera” se inventó para describir las dictaduras serviles que se crearon para favorecer a las empresas del plátano. A principios de la década de 1950, el pueblo guatemalteco eligió a un profesor de ciencia llamado Jacobo Arbenz, porque prometió redistribuir parte de los fincas bananeras entre los millones de campesinos sin tierra.

El presidente estadunidense Eisenhower y la CIA (encabezada por un ex empleado de United Fruit) giraron instrucciones de matar a esos “comunistas”, haciendo notar que “martillo, hacha, pinzas, desarmador, atizador de fuego o cuchillo de cocina” eran buenos métodos para ese fin. Luego la tiranía con la que los remplazaron asesinó a más de 200 mil personas.

Pero, ¿en qué forma se relaciona esto con la enfermedad que hoy diezma los platanares del mundo? Las pruebas indican que, aun cuando vendan algo tan inocuo como los plátanos, las corporaciones se estructuran para hacer una sola cosa: maximizar las ganancias de sus accionistas. Si no hay normas que las contengan, harán lo que sea por maximizar las ganancias a corto plazo, lo cual conducirá a conductas como destruir el medio ambiente que explotan.

No mucho después que la enfermedad de Panamá comenzó a matar plátanos, a principios del siglo XX, científicos de United Fruit advirtieron al consorcio que cometía dos errores. Uno era construir un gigantesco monocultivo: si todos los plátanos eran de la misma especie, una enfermedad que entrara en la cadena en cualquier lugar del planeta se propagaría con rapidez. ¿La solución? Diversificar las variedades que se producían.

Las normas de cuarentena de la empresa también eran una calamidad. Hasta las personas encargadas de prevenir la infección entraban en plantíos sanos con suelo infectado adherido a sus botas. Pero las soluciones a los dos problemas costaban dinero, y United Fruit no quería pagar. Optó por maximizar ganancias hoy, suponiendo que podría abandonar el negocio del plátano si las cosas salían mal.

Así pues, para la década de 1960 el Gros Michel, que United Fruit había empacado como el único plátano auténtico, estaba muerto. La compañía buscó un remplazo inmune al hongo y al fin dio con el Cavendish**. Era más pequeño, menos cremoso y muy fácil de magullar, pero no había de otra.

Pero, como en una secuela de película de horror, el asesino volvió. En la década de 1980, el Cavendish enfermó también. Ahora está muriendo; su inmunidad era un mito. En muchas partes de África la cosecha ha caído 60 por ciento. Existe consenso entre los científicos de que el hongo acabará infectando todos los plátanos de esa variedad en el mundo. Tal vez habría alguna especie que pueda adaptarse como Plátano 3.0, pero son tan diferentes que parecen una fruta del todo diferente y mucho menos apetitosa. El contendiente más probable es el Goldfinger, que es más rígido y agrio: se le conoce como “la banana ácida”.

Gracias a la mala conducta corporativa y a los límites físicos, parece que estamos en un callejón sin salida. La única esperanza parecería ser un plátano genéticamente modificado para resistir la enfermedad de Panamá. Pero es una posibilidad remota, y encontraría mucha resistencia: ¿a quién le gustaría un banana split hecho con un plátano que contuviera genes de pescado?

¿Hay una parábola de nuestro tiempo en este licuado de plátano, sangre y hongos? Durante cien años, un puñado de corporaciones recibieron una fruta espléndida y se les permitió hacer lo que quisieran con ella. ¿Qué ocurrió? Para exprimirle hasta la última gota de ganancia, destruyeron democracias, quemaron selvas y acabaron matando la fruta misma.

Pero, ¿acaso hemos aprendido? Por todo el mundo, políticos como George Bush y David Cameron nos dicen que regular las corporaciones es “una amenaza” que hay que “combatir”; incluso sostienen que debemos dejar en sus manos el clima del mundo. Para mí, sería una locura.***

* Periodista galardonado, colaborador de The Independent y una veintena de periódicos y revistas de GB, EU, Francia, Canadá y otros países. Amnistía Internacional lo nombró Periodista del Año 2007 por sus reportajes sobre el Congo.

** Conocido en México como tabasco.

*** Juego de palabras intraducible con la expresión “that’s bananas.” (N. del T.)

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

Hambruna

Artículo escrito por Alejandro Encinas y publicado en El Universal el 3 de junio de 2008
Una de las principales causas de la actual crisis alimentaria es el destino que se ha dado a los alimentos para producir biocombustibles, término que se utiliza para denominar cualquier tipo de combustible que se derive de la biomasa, es decir, de organismos recientemente vivos o de sus desechos metabólicos.

A la par del impulso que ha tomado la producción de biocombustibles, se ha presentado un debate el que sus defensores han insistido en que éstos permitirán mitigar el uso de hidrocarburos y sustituirlos paulatinamente; que se trata de combustibles menos dañinos al ambiente; que si bien pueden generar riesgos, presentan oportunidades de desarrollo en las zonas rurales y fortalecen la seguridad energética para los países y hogares.

Lo cierto es que al igual que los hidrocarburos, los biocombustibles, pese a ser una fuente de energía renovable, tienen impactos ambientales negativos, tanto en materia de contaminación atmosférica como en la destrucción de espacios naturales para crear plantaciones, para las que se utilizan grandes cantidades de fertilizante y agua.

Pero el mayor impacto se da en la competencia entre producir alimentos o producir biocombustibles, lo que ha traído consigo desabasto, disminución en las reservas y aumento en los precios de la comida.

Por ejemplo, en Argentina destinar la producción de pastos para biocombustibles ha ocasionado el aumento de precios en la carne; en España se incrementó el precio del pan tras el aumento en el precio de la harina, y en México, la compra de maíz para la producción de biocombustibles en Estados Unidos subió el precio de la tortilla.

Otro riesgo que se presenta es que la promoción en gran escala de una energía que dependa de monocultivos intensivos puede llevar al dominio de ese sector por unos pocos gigantes de la energía agrícola, mientras los pequeños productores no obtendrían mayor beneficio.

Es el caso, como señala el Grupo ETC en el estudio Ingeniería genética extrema, de las empresas Syngenta, Monsanto, Dupont, Dow, Bayer y Basf, que producen cultivos transgénicos y que cuentan con sembradíos para la producción de etanol y biodiesel, que mantienen convenios comerciales con Cargill, Archer, Daniel Midland y Bunge and Born, transnacionales que dominan el comercio de granos.

Al mismo tiempo, la expansión de los monocultivos a gran escala ha llevado a la destrucción de bosques, selvas y vida silvestre; encarece los precios de la tierra y de los alimentos e impacta en las comunidades rurales que son expulsadas de sus tierras para dar lugar a las plantaciones, como ha denunciado en Brasil Amigos de la Tierra.

De esta forma, la producción de biocombustibles amenaza la posibilidad de garantizar la alimentación de las personas. Por ejemplo: se requieren 200 kilogramos de maíz para producir 50 litros de etanol y llenar un tanque de automóvil, lo que sería suficiente para alimentar a una persona durante un año. A ello se suma, de acuerdo con el coordinador de la Conabio, José Sarukhán Kérmez, que producir un litro de etanol necesita entre 1.3 y 1.5 litros de gasolina al emplear tractores, fertilizantes y agua, proceso en el que se consumen combustibles fósiles.

Existe además un rendimiento diferenciado en el tipo de cultivos para producir biocombustibles. De acuerdo con el BID, para producir 16 mil 500 millones de litros de etanol al año, Brasil utiliza cerca de 2.7 millones de hectáreas (la mitad de caña de azúcar), que representa 0.5% de su área agrícola cultivada, producción suficiente para reemplazar casi la mitad de la gasolina en ese país. Por su parte, Estados Unidos necesita, para la misma cantidad de etanol, casi 6 millones de hectáreas, que representan 3.5% del área total agrícola y 15% del área cultivada con maíz, con lo que llega a sustituir apenas 2.5% de su consumo de gasolina.

La situación es grave y afecta severamente a la población vulnerable en los países en desarrollo; en nuestro país son ya más de 18 millones los mexicanos que viven en condiciones de pobreza alimentaria. Por ello, como lo ha propuesto el Consejo Económico Mundial de Naciones Unidas, es necesario reconsiderar el desvío de cosechas agrícolas para producir biocombustibles, a fin de no poner en peligro la seguridad alimentaria, pues el aumento en la demanda de biocombustibles produce escasez e incremento en los precios de los alimentos y otros cultivos.

Profesor de la Facultad de Economía de la UNAM

Argentina

Artículo escrito por Naomi Klein y publicado en La Jornada el 26 de mayo de 2008.

Damos vueltas sobre Buenos Aires. El espacio aéreo está lleno de aeronaves, todas esperando, como la nuestra. El piloto explica que es culpa del humo, palabra que escucharé a menudo durante la semana siguiente.

Una hora y media después estoy en tierra firme, la cabeza me retumba, respiro el humo. La portada del diario Clarín muestra a alguien sofocándose y declara: “La peor contaminación atmosférica de la historia”.

Algunas cosas, como sobredimensionar, no han cambiado en Buenos Aires. De todos modos, es difícil no pensar en la primera vez que vine. Era enero de 2002. La economía acababa de derrumbarse, los bancos habían bloqueado las cuentas de sus clientes y los argentinos acababan de echar a cinco presidentes en tres semanas. Entonces también había humo, pero provenía de las fogatas callejeras.

En el lapso de una hora tengo tres teorías que intentan explicar el humo. 1) Es una protesta política de los granjeros, que prendieron fuego a sus cosechas para protestar contra un nuevo impuesto a las exportaciones de soya. 2) Es el gobierno, que prende fuego a los cultivos para que la opinión pública se ponga en contra de los granjeros después de que se pusieron en huelga contra el impuesto a la exportaciones. 3) Puede que sean los granjeros los responsables de prender el fuego, pero es culpa del gobierno, que deliberadamente rehúsa extinguirlo.

La verdad, aprendo más tarde, es que los fuegos son resultado de un cambio radical en la economía argentina. Este país solía centrarse en las vacas alimentadas con pasto, criadas por los famosos cowboys del cono sur, los gauchos. Pero la acelerada expansión de la producción de soya, debido a los elevados precios y a la gran demanda en China, ha orillado a los rancheros a ocupar tierras nuevas y cada vez más pequeñas. Queman los pastizales para renovar la tierra rápidamente, pero este año, debido a una sequía, los fuegos se extendieron sin control. Si sumamos los fuertes vientos, se explica el humo en Buenos Aires.

Es un símbolo poderoso: los orgullosos gauchos sofocados por la soya. Argentina sí que está cambiando.

Esta semana, la soya no es la única fuerza que desplaza a los vaqueros; también lo hace la Feria del Libro de Buenos Aires, la razón de mi viaje. La feria se lleva a cabo en La Rural, enormes terrenos usados para exposiciones agrícolas, donde los terratenientes argentinos subastan, desde hace más de un siglo, su ganado de alta calidad. La feria del libro transformó el lugar, cubrió los mugrosos pisos con alfombras rojas e instaló elegantes puestos. De vez en cuando llega el olor a estiércol. Nosotros, los escritores, preferimos no mencionarlo en nuestras presentaciones.

Aparte del humo, se notan muchos otros cambios en esta ciudad. La última vez que estuve aquí, las tiendas estaban vacías, en las calles había protestas y el Fondo Monetario Internacional (FMI) mandaba. Esta vez Argentina ya no le debe al FMI, la economía prospera y, en el lejano Washington, el FMI se enfrenta a su propia crisis de la deuda, provocando un autoimpuesto ajuste estructural: la organización despide a cientos de sus empleados y echa mano de sus reservas en oro.

Hoy hay menos grafitis que digan “yanquis, regresen a casa” y más… yanquis. El quiebre del mercado en Argentina, en 2001, se debió, en buena medida, a la política monetaria que fijó la paridad del dólar y el peso. La economía estaba demasiado débil para mantener la ilusión, y la moneda se derrumbó. Esta vez, buena parte del auge proviene de que la economía estadunidense está en crisis y el dólar está débil. Buenos Aires, con sus magníficos cafés y sus diseñadores de vanguardia, ganó una reputación entre los vacacionistas estadunidenses como la Europa en descuento: el París barato.

En la feria del libro, alguien del público me preguntó si creía que debería vender sus dólares. Lo acusé de ser un capitalista del desastre, de aprovecharse de la economía estadunidense en sus tiempos de crisis. En este país en el que tantos desastres –golpes de Estado, hiperinflaciones, deuda– han sido oportunidades para que los extranjeros obtengan superganancias, el comentario provoca una buena carcajada. “A la Escuela de Mecánica de la Armada”, le decimos al taxista. “¿Por qué van a la ESMA?”, pregunta. “Porque ahí estamos filmando.” Durante un minuto me da la impresión de que nos va a bajar del coche. Opta por quedarse con su tarifa, pero mantiene un furioso silencio durante todo el viaje.

Entre uno y otro evento del festival, comienzo a trabajar en un documental de mi libro La doctrina del shock, dirigido por Michael Winterbottom y Mat Whitecross, el equipo que hizo Camino a Guantánamo. Esta vez vamos a retomar ese camino unas décadas antes, en Argentina y Chile de los años 70. El centro de tortura de la época más tristemente célebre fue la ESMA, escuela naval convertida en prisión clandestina. Según grupos de derechos humanos, ahí fueron torturados cerca de 5 mil desaparecidos; la gran mayoría fueron asesinados.

En 2002, los militares todavía controlaban la ESMA, mientras que los grupos de derechos humanos, como las Madres de la Plaza de Mayo, estaban marginados del aparato institucional argentino. Personas como mi taxista, que negaban la existencia de la mayoría de los crímenes, aún influían en los debates públicos. Los amigos y los familiares de los desaparecidos recordaban a sus amados con letreros de protesta, vigilias a la luz de velas y fantasmales esténciles pintados sobre las banquetas y las paredes.

Las cosas definitivamente han cambiado. Ahora Buenos Aires tiene un muro conmemorativo oficial, construido a base de 30 mil ladrillos individuales; cada uno representa a uno de los desaparecidos. El monumento fue develado hace menos de seis meses por el entonces presidente Néstor Kirchner. La versión de la historia resguardada por las madres, las abuelas y los hijos de los desaparecidos al fin comienza a ser parte de la historia aceptada de Argentina.

Vemos el cambio más drástico cuando llegamos a la ESMA, ahora controlada por grupos de derechos humanos que transforman las casas embrujadas en un nuevo tipo de escuela, enfocada en el tipo de país que los desaparecidos, la mayoría activistas de izquierda, trataban de construir cuando fueron aniquilados.

Siempre habrá quienes nieguen las atrocidades que aquí sucedieron. Pero el pasado, en Argentina, finalmente se va aclarando, a pesar del humo.

© 2008 Naomi Klein.

Autora de La doctrina del shock, www.naomiklein.org

Traducción: Tania Molina Ramírez