31 de agosto de 2007

Retrato de George Bush

Jonathan Yeo es el autor de esta imagen de George W. Bush, hecha con recortes de revistas porno. Aparentemente, Yeo decidió hacer su versión del rostro de Bush, después de que la Bush Library le cancelara la comisión de un retrato del presidente. Ni cómo espantar a las buenas conciencias: es un retrato de Bush, lo menos obsceno es la pornografía.


Perro rico, hombre pobre

Artículo escrito por David Brooks y publicado el 31 de agosto en La Jornada.
En seis años baja el ingreso y hay 5 millones más de pobres en EU
De acuerdo con el censo más reciente, 47 millones de personas carecen de seguro médico

Nueva York, 30 de agosto. En Estados Unidos hay cinco millones más de pobres hoy que hace seis años, y el ingreso promedio es mil dólares inferior al que había en 2000, pero también hay noticias positivas: un perro heredó 12 millones de dólares.

El cuento de los ricos y los pobres se volvió casi patético esta semana con dos noticias. El gobierno federal anunció que aunque disminuye el porcentaje de hogares que vive en la pobreza después de cinco años de crecimiento económico, el hecho es que en 2006 (los datos más recientes) 36.5 millones de estadunidenses vivían en la pobreza, 5 millones más que en 2000.

También se informó que la multimillonaria empresaria de hoteles Leona Helmsley, quien falleció la semana pasada, le heredó a su pequeño perro maltés (su nombre es Trouble) 12 millones de dólares, y cero a dos de sus cuatro nietos (también le dejó 100 mil dólares a su chofer).

El Buró del Censo reportó que el ingreso promedio nacional se incrementó 0.7 por ciento el año pasado y alcanzó un total de 48 mil 201 dólares. Además, registró una reducción de .3 por ciento en el número de hogares en la pobreza.

Estas noticias positivas fueron subrayadas por el presidente George W. Bush como prueba de que sus políticas económicas estaban funcionando y que no deberían ser modificadas. “Cuando mantenemos bajos los impuestos, limitamos el gasto público, y abierta nuestra economía… todos los estadunidenses se benefician. Los datos del Buró del Censo difundidos hoy confirman que más de nuestros ciudadanos están mejor en esta economía. Con una continuación en el crecimiento de ingresos y más estadunidenses sacándose a sí mismos de la pobreza”, declaró Bush.

Pero lo que no mencionó es que estos modestos avances hicieron poco para borrar el principal hecho de su gestión en materia económica: que después de cinco años desde la última secesión económica, casi nada del crecimiento económico ha beneficiado a la abrumadora mayoría de los estadunidenses. De hecho, los ingresos de estadunidenses con trabajo de tiempo completo eran más de 1 por ciento inferiores en 2006 que en 2005, y el ingreso promedio de hogares encabezados por menores de 65 años de edad permaneció 2 puntos por abajo que en 2001.

El presidente también optó por hacer una breve y ligera referencia a otro dato terrible en el informe del censo difundido esta semana: 47 millones de estadunidenses carecen de seguros de salud, lo cual implica que no tienen acceso a casi ningún sistema de salud en este país.

El Buró del Censo informó que el número de estadunidenses sin seguro de salud se incrementó 2.2 millones entre 2005 y 2006. Esta tendencia se ha intensificado en los últimos años al dispararse los costos de salud, la reducción o eliminación de seguros que las empresas ofrecían antes a sus trabajadores, entre otros factores. Peor aún, el número de menores de edad sin seguro aumentó 600 mil entre 2005 y 2006 para alcanzar un total de 8.6 millones de niños.

A la vez, reportó el New York Times al analizar los datos, el único segmento de la población cuyos ingresos en 2006 eran superiores a los de 2000 eran los hogares del 5 por ciento más rico del país, y para todos los demás eran inferiores. “Tomado en total, los nuevos datos sobre ingresos y pobreza se intercalan de manera consistente con el patrón de los últimos 5 años, en donde el botín del crecimiento económico de la nación ha fluido casi exclusivamente a los ricos y a los extremadamente ricos, dejando poco para todos los demás”, opinó el Times en un editorial esta semana.

Pero no hay por qué preocuparse tanto, ya que la señora Helmsley dejó una buena parte de su fortuna calculada en 4 mil millones de dólares (Forbes la colocó en el número 369 en su lista de los más ricos del mundo) a las caridades. Pero Trouble, su perrito, tiene todo para vivir el resto de su vida como millonario y descansar eternamente, al morir, al lado de su benefactora en el mausoleo de lujo.

Por cierto, el testamento de Helmsley establece un fondo de 3 millones para mantener el mausoleo (con estrictas órdenes sobre cómo hacerlo). El perro fue el más beneficiado de la familia con sus 12 millones: Helmsley dejó sólo 10 millones a su hermano, y 5 millones por cabeza a dos de sus nietos, pero con condiciones que tienen que seguir, sobre todo una visita anual a la tumba de su difunto marido, y otros dos nietos se quedaron sin nada.

Al parecer, se tendrá que modificar el significado de aquello de una “vida de perros”.

25 de agosto de 2007

McDonald's video game

McDonald's video game

Juego hecho por molleindustria para explicar cuál es el precio que hay que pagar para sostener nuestro estilo de vida (yo consumo, ellos lucran, destruyen bosques tropicales, desertifican, pauperizan y generan hábitos de consumo de dudosa calidad). Juega, diviértete y aprende.

Un vencedor de gigantes de fast food

Entrevista de Arturo Cano a Lucas Benítez, dirigente de la Coalición de Trabajadores de Immokale, publicada el 24 de agosto en La Jornada.

En la práctica, México entrega mano de obra barata a EU: Lucas Benítez, líder de pizcadores.

A los dos días de terminar el bachillerato, Lucas Benítez se largó de su pueblo y cruzó el río Bravo. No sabía nadar. Catorce años después dirige una organización de pizcadores de jitomate que cuenta entre sus medallas haber derrotado a gigantes de la comida rápida como Taco Bell y McDonald's.

"Sentamos un precedente: nunca una gran corporación había dado dinero a las personas de más abajo directamente. Y ahora vamos contra Burger King", dice el dirigente de la Coalición de Trabajadores de Immokalee (CIW, por sus siglas en inglés).

Cuando llegó a Immokalee, en el corazón de la zona agrícola del sur de Florida, Lucas se topó con pared: "Era un pueblo sin ley. Los patrones traían las pistolas al cinto, te tronaban los dedos y te mentaban la madre. La gente tomaba como algo normal los bajos salarios y los maltratos. Y bueno, uno sale de su país para tener una mejor vida, y llegas allá y te encuentras con esto... te joden aquí, te joden allá, ¿dónde vas a ir a parar?"

A la primera reunión en la parroquia de la comunidad, en 1993, sólo asistieron cuatro trabajadores. La organización se dificultaba porque muchos de los jornaleros de Immokalee son de temporada. Cosechan tomate en Florida y se van al tabaco a Carolina del Norte o a la manzana en Nueva York.

Durante dos años la coalición fue un grupo que se reunía a escondidas. Pero en 1995 una de las compañías más grandes decidió reducir el salario por debajo del mínimo, que entonces era de 4.25 dólares la hora, a 3.85, con el argumento de que los campesinos igualaban o superaban el mínimo si pizcaban suficientes cubetas.

"Pues agachamos las orejas y seguimos trabajando o hacemos algo", cuenta Lucas que se dijeron. Y lo hicieron.

Fue la primera huelga de la coalición. Tres mil trabajadores dejaron la cosecha. La empresa reculó y las demás siguieron el ejemplo: el salario quedó entre 4.50 y 4.75 dólares por hora.

En las oficinas de la coalición todavía conservan el objeto que les recuerda su siguiente paso: una camisa ensangrentada. Un jornalero guatemalteco pidió permiso para tomar agua y el patrón se lo negó. Como desobedeció, le partió la cara.

Seiscientos trabajadores rodearon la casa del patrón, al grito de: "Golpear a uno es golpear a todos". "Fue nuestro primer boicot, en 1996". A la mañana siguiente, como todos los días, el ranchero fue a buscar jornaleros en su camioneta. Ninguno se subió.

Entre los últimos días de 1997 y los primeros de 1998 seis miembros de la coalición realizaron una huelga de hambre en demanda de que los rancheros se sentaran a negociar. "Pensamos que la cercanía de la Navidad les iba a mover el corazón a los rancheros, pero nada".

El obispo local, otros líderes religiosos y el ex presidente James Carter pidieron a la CIW poner fin a la huelga. "Por respeto a ellos la paramos en el día 30, pero eso nos ayudó a quebrar la barrera de una lucha local".

Siguieron una marcha de 370 kilómetros y varios paros laborales sin que los rancheros aceptaran negociar. "A ellos no les interesaba cuidar su imagen, porque realmente no tienen ninguna".

En esas andaban cuando en un periódico especializado leyeron una nota que les llamó la atención: Taco Bell informaba que había firmado un contrato con una de las compañías más grandes del área para comprar tomate al precio más bajo del mercado. "Ya sabíamos quiénes iban a pagar el precio".

Los trabajadores de Immokalee (la mitad mexicanos, 30 por ciento guatemaltecos, 10 por ciento haitianos y el resto de otras nacionalidades) emprendieron entonces un boicot contra Taco Bell. En el camino, lograron el apoyo de estudiantes, iglesias, celebridades del espectáculo y políticos.

Al principio, la compañía no se inmutó. Taco Bell forma parte de Yum! Brands Inc., una de las 500 mayores corporaciones del mundo según la revista Fortune, y tiene alrededor de 900 mil empleados en cien países; sus otras cadenas de restaurantes son KFC, John Silver's, All American Food y Pizza Hut.

Tuvieron que pasar cuatro años para que Taco Bell comenzara a ver afectada su imagen de empresa "filantrópica" y "socialmente responsable". La compañía se sentó a la mesa y firmó: "Aceptó pagar un centavo más por cada libra de tomate que consumiera y que ese centavo fuera directamente al trabajador".

Los otros dos logros no fueron menores. La firma y la CIW elaboraron un "código de conducta" que en esencia obliga a Taco Bell a alentar a los rancheros a respetar los derechos laborales de los jornaleros. Igualmente, se comprometió a dejar de comprar el tomate de aquellos rancheros que incurran en "violaciones extremas" de los derechos, como servidumbre o esclavitud.

Las cubetas

La planta de jitomate se cosecha de tres a cuatro veces, explica Lucas. "La primera vez puedes cosechar bastante, ya la cuarta es difícil. Si eres muy rápido tal vez tardas de cinco a ocho minutos en llenar una cubeta. Ya en las últimas pizcas puedes cosechar 25 o 30 cubetas en todo el día".

Antes del acuerdo, los pizcadores recibían unos 45 centavos por cada 32 libras (una cubeta de 14.5 kilogramos), actualmente pueden llegar a ganar 77 centavos.

Ahora, cada semana Taco Bell entrega a la coalición una lista de los trabajadores que cosecharon tomate para sus restaurantes, y éstos reciben el cheque del ranchero y otro de la corporación, con cantidades que van de 18 a 40 dólares.

Luego de ese triunfo, la coalición dirigió sus baterías contra otra poderosa trasnacional. El triunfo sobre McDonald's le llevó la mitad del tiempo, dos años. El 9 de abril pasado, la empresa aceptó las mismas demandas que su competidora. Y detrás de ella lo hicieron las demás integrantes de Yum! Brands.

En resumen, como dice Lucas, "seis de la más grandes cadenas de comida del mundo están trabajando con nosotros".

De mojado, a premiado

Lucas Benítez asegura que de haberse quedado en México habría terminado de "campesino empobrecido o de delincuente". En Estados Unidos, en cambio, se ha convertido en un personaje multipremiado.

En 1998, la CIW recibió el premio que la Conferencia Episcopal estadunidense da a quienes trabajan por la eliminación de la pobreza y la injusticia. En 1999 obtuvo un galardón patrocinado por la revista Rolling Stone. En 2003, con dos de sus compañeros, recibió el premio de derechos humanos que lleva el nombre de Robert Kennedy.

En aquella ocasión, en el Capitolio, Lucas dijo: "es raro; la vida es como un sueño. Hace dos días estaba con mis compañeros manifestándome contra el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en Florida, y estábamos rodeados por 3 mil policías, y ahora me encuentro en Washington recibiendo este premio".

Lucas y sus compañeros fueron reconocidos por su ayuda para liberar a más de mil trabajadores agrícolas obligados a trabajar a la fuerza en los campos de Florida y Carolina del Sur.

Por esos días fue invitado a una cena en la mansión de los Kennedy. "Nunca había comido con tantos fierros, así que cuando la señora Ethel me pidió que comenzará a comer le tuve que decir: 'you first', porque no sabía cómo empezar", dice entre risas.

Esa anécdota lo lleva a recordar otra, de sus primeros tiempos en Estados Unidos, cuando visitó un pueblo al norte de Immokalee (nuestra casa, en lengua seminol). Entonces no hablaba una palabra de inglés, y tenía hambre. Se formó en la fila de un restaurante, pero no sabía cómo pedir la comida. Una persona que estaba adelante pidió varios platillos y quien la seguía en la fila sólo dijo: "give me the same" (déme lo mismo). "¡Durante 15 días sólo comí give me the same!"

Trabajadores huéspedes, igual a esclavitud legal

Casado con una mexicana originaria de Chalco, estado de México, Lucas Benítez sólo ha venido tres veces desde que salió, hace 14 años, de su natal Arcelia, en Guerrero.

Su vida y su batalla en el otro lado lo mantienen muy ocupado, y casi toda su familia ya anda por aquellos lares.

Con la experiencia de su ya largo batallar por los trabajadores agrícolas, asegura que un programa de empleados huéspedes no es la solución al problema migratorio. "Eso del bracerismo es esclavitud legal. Si dejas al patrón te puede denunciar a Migración y te ponen en la lista negra. No te puedes cambiar, aunque en otro lugar te paguen más y te traten mejor.

"Tiene que haber un tratado, porque en la práctica México está vendiendo mano de obra barata para la actividad peor pagada de Estados Unidos, que es la agricultura".

21 de agosto de 2007

Haiku

¿Es un imperio
esa luz que se apaga
o una luciérnaga?

—Jorge Luis Borges

19 de agosto de 2007

Latinoamérica: La clase media, los movimientos sociales y la izquierda.


por James Petras

Traducido por Ulises Juárez Polanco

El comportamiento político y social de la clase media se determina por su posición e intereses en la escala de clases y el contexto políticoeconómico al que se enfrenta. En el contexto de un régimen de derecha de economía creciente, créditos baratos e importaciones de bienes de consumo a bajo precio, la clase media es atraída por la derecha. En el contexto de un régimen de derecha en una grave crisis económica, la clase media puede ser parte de un amplio frente popular para intentar la recuperación de su pérdida de la propiedad, ahorros y empleos. Cuando hay un gobierno popular antidictatorial y antiimperialista, la clase media apoya las reformas democráticas pero se opone a cualquier radicalización que iguale sus condiciones con las de la clase trabajadora.

Tres ejemplos, Brasil, Argentina y Bolivia ilustran la orientación cambiante y las divisiones internas de la clase media. En Brasil los funcionarios, profesionales, abogados laborales y burócratas sindicales ambiciosos se apoderaron del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula da Silva. Con el 75% de los delegados apoyaron una alianza electoral con el Partido Liberal del big business y con el sector financiero. Ya en el poder, se transformaron de socialdemócratas a políticos neoliberales. Los movimientos sociales, incluyendo el Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST) y el Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST) apoyaron la elección de Lula por las promesas electorales, errando al no aplicar un análisis de clases referente a los cambios en política, liderazgo y programa.

El resultado fue que los movimientos sociales desperdiciaron cinco años discutiendo que el régimen de Lula era “territorio en disputa” que podría empujarse hacia la izquierda. Como consecuencia, el MST perdió impulso político, su organización se aisló y desorientó a sus militantes por casi cinco años. Mientras tanto Lula recortó en un 30% las pensiones de los sindicatos de los trabajadores del sector público (maestros, oficinistas, trabajadores de la salud, funcionarios, etcétera), elevó la edad de jubilación y privatizó los fondos de pensión públicos. De esto derivó que los sindicatos de empleados públicos rompieran con el gobierno y con la oficialista Confederación del Trabajo (CUT) y se adhiriera a otros sindicatos independientes para crear una nueva confederación, CONLUTA, que incluye estudiantes, ecologistas y otros grupos. En 2007, en una asamblea nacional, se unieron a CONLUTA el MST y sectores de la CUT para organizar una huelga general a finales de mayo. Los vínculos de los movimientos sociales con las políticas electorales de los partidos socialdemócratas, que se mueven hacia políticas neoliberales, son un desastre. La falta de un programa político independiente y orientado en clases y de un liderazgo orientado al poder estatal por parte de los movimientos sociales los obliga a subordinarse al antes socialdemócrata Partido de los Trabajadores, unido al imperialismo y al capital financiero y agro-mineral. Por otro lado, los sindicatos de trabajadores públicos y el sector público de la clase media debieron romper con Lula y buscar alianzas en la izquierda radical, incluyendo movimientos sociales, y rechazaron los lazos con la gran y petite bourgeoisie.

En Argentina la clase media, especialmente la petite bourgeoisie privada, apoyó el régimen neoliberal de Menem en la década de los 90. Su apoyo se debió al crédito barato (tasas de interés bajas), importaciones baratas de bienes de consumo y una economía dolarizada y creciente basada en préstamos extranjeros. Con la crisis económica (1999-2002) y el colapso de la economía (diciembre 2001-diciembre 2002), la clase media vio congeladas sus cuentas bancarias, perdió sus trabajos, los negocios cayeron en bancarrota y la pobreza afectó a más del 50% de la población. Como resultado, la clase media se “radicalizó”: tomaron la calle en una rebelión masiva protestando frente a los bancos, el Congreso y el Palacio Presidencial. En todas las grandes ciudades, los barrios de clase media formaron asambleas populares y se solidarizaron con las organizaciones de trabajadores desempleados (piqueteros) al bloquear las calles y avenidas más importantes. Esta rebelión espontánea de la clase media tomó el eslogan apolítico “¡Que se vayan todos!”, reflejando un rechazo al statu quo neoliberal pero también a cualquier solución radical. El sindicato de empleados públicos (CTA), de izquierda, y el sindicato del sector privado (CGT), de derecha, ofrecieron poco liderazgo –como mucho, algunos miembros individuales tuvieron peso en los nuevos movimientos sociales basados en las “villas miseria”, las vastas barriadas urbanas-. Los partidos marxistas e izquierdistas intervinieron para fragmentar el masivo movimiento de trabajadores desempleados, mientras re-ideologizaban y disolvían las asambleas de barrio de la clase media. Hacia mediados de 2003, la clase media derivó hacia políticas electorales y votó por Kirchner, quien hizo campaña como un socialdemócrata de “centro izquierda”. A principios de 2003, los precios mundiales de materias primas crecieron significativamente, Argentina pospuso y luego rebajó sus pagos de la deuda y Kirchner estabilizó la economía y descongeló las cuentas bancarias de la clase media que luego se orientó hacia el centro.

Mientras, Kirchner se aprovechó del fragmentado movimiento de trabajadores desempleados y conquistó a muchos líderes, dio subsidios de 50 dólares mensuales a cada familia e inició un proceso de negociaciones selectivas y de exclusión seguida de represión, aislando la izquierda radical de la izquierda reformista. En 2007, las luchas de clase más grandes envuelven a empleados del sector público o a la clase media y al régimen de Kirchner más que los pagos y salarios. El movimiento obrero conquistado se ha aliado al Estado. El movimiento de trabajadores desempleados aún existe pero con la fuerza muy reducida. La clase media privada, habiendo recobrado y disfrutado de un crecimiento próspero, se está moviendo del centro izquierda hacia el centro derecha.

Argentina es un ejemplo de cómo los políticos de clase media pueden moverse de la conformidad a la rebelión, pero al faltar una dirección política se mueven de regreso a la derecha. Con la estabilización, la clase media privada se separó de los empleados públicos, los primeros apoyaron a los neoliberales y los últimos la socialdemocracia.

El gobierno del MAS (Movimiento al Socialismo) en Bolivia tiene una masiva base electoral de pobres de la ciudad y del campo, pero sus ministros son todos profesionales burgueses, tecnócratas y abogados, con pocos líderes de movimientos sociales. Evo Morales combina demagogia política para las masas, como “nacionalización del petróleo y gas” y “reforma agraria” con prácticas liberales, como firmar alianzas empresariales con todas las mayores compañías internacionales de gas y petróleo y la exclusión de grandes plantaciones “productivas” propias de la oligarquía de la expropiación para la reforma de la propiedad. Mientras, la petite bourgeoisie privada, que inicialmente apoyó a Evo Morales para pacificar la rebelión de los indígenas y trabajadores, consecuentemente viró a la derecha. Además, mientras Morales simpatiza con las políticas de estabilización macroeconómica de austeridad al estilo del FMI, ha provocado que los mayores sindicatos públicos de trabajadores (especialmente maestros y trabajadores de la salud) vayan a la huelga.

Las consecuencias para los movimientos, como en Brasil y Argentina, incluye la fragmentación, división y retorno de la clase media privada hacia el centro derecha. Los movimientos sociales son desmovilizados y hay un descontento creciente entre el sector público de la clase media sobre incrementos salariales que apenas exceden los aumentos del costo de vida, a pesar del vasto incremento de los ingresos gubernamentales por el alto precio de las exportaciones minerales.

Los nuevos programas de centro izquierda (CI) de Lula, Kirchner, y Morales son en realidad la nueva cara de la derecha neoliberal. Los regímenes de CI han seguido las mismas políticas macroeconómicas, rechazando revertir las privatizaciones ilegales de regímenes anteriores, han mantenido las grandes iniquidades de clases y han debilitado los movimientos sociales. Los regímenes de CI se han estabilizado por un boom en los precios de materias primas y presupuesto y superávits de comercio, permitiéndoles proveer programas mínimos de alivio a la pobreza. El éxito principal ha sido desmovilizar a la izquierda, restaurar la hegemonía capitalista y un cierto grado de autonomía de EEUU al diversificar el comercio hacia Asia.

El principal problema para los movimientos sociales fue el fracaso de desarrollar un liderazgo político y un programa para el poder estatal, ergo, depender de los políticos electorales de una ambiciosa clase media profesional cambiante. Tan pronto como los movimientos subordinaron las políticas extraparlamentarias a los partidos políticos, quedaron enredados en alianzas “electoreras” entre los líderes de clase media y los grandes capitalistas.

El centro izquierda, tomando ventaja de las condiciones económicas internacionales favorables (altos precios de materias primas, alta liquidez) puede estabilizar la economía, disminuir el desempleo y reducir la pobreza, pero no puede resolver los problemas básicos del desarrollo desigual, subempleo, concentración de la riqueza y poder y explotación e iniquidades.

La relación de la izquierda con la clase media tiene un enfoque de derecha y de izquierda. El de derecha incluye renunciar a las demandas anticapitalistas y antiimperialistas para poder ganar el apoyo del sector privado de la clase media. Esto significa sacrificar cambios estructurales que favorecen a la clase trabajadora, campesinos y desempleados, a cambio de promesas vagas de empleo, estabilidad, protección a la empresa local y crecimiento. El enfoque de izquierda apunta a respaldar el sector público de la clase media, oponiéndose a medidas neoliberales como la privatización, apoyando la re-nacionalización de las industrias básicas, aumentos salariales, garantías de pensiones y seguro social y mejorar la educación y salud pública. El cambio para la izquierda es combinar la oposición del sector público de la clase media al neoliberalismo con el antiimperialismo y el anticapitalismo respaldado por los sectores militantes de los trabajadores y campesinos.

Mayo 2007.

17 de agosto de 2007

Trabajar para la Agencia de Seguridad Nacional

Un lúcido monólogo en la película Good Will Hunting, de Gus Van Sant, hace un recorrido por la cadena de consecuencias y atrocidades que acompañan los actos del hombre. Aquí el fragmento y la traducción textual.



¿Por qué no debería trabajar para ustedes?. Pregunta difícil, pero intentaré responderla...

Imaginemos que empiezo a trabajar y me ponen un código sobre la mesa, uno con el que nadie puede. Yo intento descifrarlo y lo consigo, y me siento satisfecho porque he hecho bien mi trabajo, pero a lo mejor ese código era la situación de un ejército rebelde en el Norte de África y en cuanto han localizado su escondite bombardean el pueblo donde se esconden los rebeldes; mueren 500 personas a las que no conocía y con las que no tenia ningún problema. Luego los políticos dicen: "enviemos a los marines para asegurar el área", aunque les importa una mierda no serán sus hijos los que vayan a morir, los suyos tienen recomendación y se pegan la vida cómoda en la Guardia Nacional. Será un amigo mío al que le llenaran el culo de metralla, y cuando vuelva descubrirá que la planta en la que trabajaba ha sido trasladada al país del que acaba de volver, y el tipo que le llenó el culo de metralla le ha quitado el trabajo porque lo hará por 15 centavos al día y sin pausas para mear.

Luego el chico comprende que el único motivo por el que le enviaron allí fue para instaurar un gobierno que nos vendiera el petróleo a buen precio. Y las compañías petrolíferas han aprovechado el conflicto para disparar el precio de la gasolina, lo que supone un hermoso beneficio para ellas, de modo que a mi amigo no le ha servido de nada, así que se toman su tiempo para traer el petróleo nuevo y se toman la libertad de contratar a un capitán mercante borracho al que les gusta darle al Martini y hacer eslalom entre icebergs. A medio camino choca, derrama el petróleo y se carga la fauna del Atlántico Norte. Mi amigo está sin trabajo, no puede pagar la gasolina, va andando a buscar empleo y eso lo jode, porque la metralla del culo le ha provocado hemorroides y está muerto de hambre, porque cuando va a comer el único plato del día que sirven es pescado del Atlántico Norte al aceite de motor. ¿Que qué me parece? Creo que lo puedo hacer mejor.

Pienso, ya en esas me chingo a mi amigo, le quito su trabajo, se lo doy a su enemigo, subo la gasolina, bombardeo un pueblo, mato a una foca a golpes, fumo marihuana y me apunto a la guardia nacional. Podría llegar a ser presidente...

Tiene hoy un rico 130 veces más que un pobre

Se quintuplicó la brecha respecto de los años 90

La pobreza en el mundo, lejos de disminuir, va en aumento debido a que impera un sistema económico que no sólo se olvida de ella, sino que la tolera y aprueba, aseguró Jan Pronk, ex jefe de la misión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Sudán.

Al participar en la 28 reunión del Consejo Internacional de Amnistía Internacional (AI), el especialista aseguró que en los últimos 15 años la brecha entre ricos y pobres ha aumentado considerablemente, pues en la década de los 90 una persona de clase alta tenía 30 veces más que una pobre. Actualmente esa cifra es de 130 a uno.

Pronk consideró que a ese ritmo las Metas del Milenio, que los estados miembros de la ONU se comprometieron a cumplir antes de 2015, no serán alcanzadas. En lo que toca a niveles internacionales de pobreza, destacó, al menos mil 500 millones de personas, un tercio de la población mundial, vive con menos de un dólar al día.


Hunters, por Banksy.

Durante el encuentro, en el que participaron más de 400 activistas de AI de 70 países, Pronk subrayó que los objetivos de reducir la pobreza y la mortalidad femenina e infantil, mejorar la sanidad, la educación y asegurar la natalidad -las Metas del Milenio- podrían no cumplirse en el tiempo establecido. "El mundo está fallando a la gente nuevamente".

En su turno, Nader Fergany, autor del informe sobre desarrollo humano del Programa de Naciones Unidas sobre el Desarrollo, denunció que el gasto de Estados Unidos en la ocupación de Irak y Afganistán sería suficiente para acabar dos veces con la pobreza del mundo.

"Las maneras de asegurar la paz y de reducir la desigualdad no han sido adecuadas, pues han estado subordinadas a la superpotencia mundial, que las ignora. Estamos ante una situación en la que ésta manipula las disposiciones de los gobiernos locales para sus intereses y, desafortunadamente, China e India, que serán las próximas potencias, no prometen un futuro rosa para los derechos humanos", indicó Fergany.

El especialista del PNUD indicó que las potencias mundiales, en lugar de combatir la pobreza y garantizar los derechos humanos, están creando más desigualdad, porque así conviene a sus intereses.

Por su parte, Ruth Zubaida, directora de Intercambio Intercultural de Internacional de Mujeres -organización que promueve la igualdad y la justicia en las relaciones humanas-, consideró que la problemática de la pobreza se agrava cuando se aborda el tema de la mujer. "En la brecha entre ricos y pobres podemos observar que las últimas en la lista son las mujeres", apuntó.

Estas, explicó, no gozan del derecho a una vida saludable. Muchas son violadas y agredidas sexualmente por quien se supone debería protegerlas, es decir, por sus parejas. Agregó que 99 por ciento de mujeres y niños en el mundo padece abusos por los estados, que "firmaron y ratificaron acuerdos internacionales, pero llegan a sus casas y los guardan en el cajón".

Para Hernando de Soto, presidente del Instituto Libertad y Democracia, con sede en Lima, Perú, el fenómeno de la desigualdad no se trata sólo de "pobreza absoluta", sino de un concepto de "riqueza relativa", debido a que las diferencias entre ambas clases sociales han aumentado.

Indicó que cuando se garantizan los derechos económicos de los pobres, el resto de las garantías "se van acomodando"; empero, subrayó, "no hay manera de que los pobres puedan avanzar con las actuales reglas del mundo globalizado".

El especialista expresó que aunque haya naciones con demasiados recursos naturales, como el petróleo, éstos no generan riqueza, sino que ésta se dará con un "buen gobierno", que administre los recursos para agregarles plusvalía.

Refirió que las empresas se han visto beneficiadas por los gobiernos de diferentes países para arrebatar a los más pobres sus tierras, debido a que las industrias podrán corromper a los funcionarios, "pero jamás a la gente humilde y pobladora milenaria de esas tierras ricas en recursos naturales".

Durante la reunión mundial de AI, se propuso que para combatir el problema de la desigualdad es necesario modificar la ONU, para que ésta se haga responsable de la situación de los estados que la conforman, generar más interés por el trabajo de la sociedad civil y poner atención a la labor de los jóvenes ante los desafíos mundiales.

Emir Olivares Alonso, en La Jornada.

10 de agosto de 2007

El sistema 1

Los funcionarios no funcionan.
Los políticos hablan pero no dicen.
Los votantes votan pero no eligen.
Los medios de Información desinforman.
Los centros de enseñanza enseñan a ignorar.
Los jueces condenan a las víctimas.
Los militares están en guerra contra sus compatriotas.
Los policías no combaten los crímenes, porque están ocupados en cometerlos.
Las bancarrotas se socializan, las ganancias se privatizan. Es más libre el dinero que la gente.
La gente está al servicio de las cosas.

—Eduardo Galeano, en El Libro de los Abrazos.

Símbolos


Considerada por muchos "la mejor fotografía de todos los tiempos" –un gran ejemplo propagandístico que haría palidecer a Walt Disney. Los soldados americanos colocan la bandera sobre el monte Suribachi en Iwo Jima.


Otra fotografía –menos famosa– cuyo fin propagandístico se diluyó. Los soldados del ejército rojo colocan la bandera soviética sobre el Reichstag en Berlín, el 2 de mayo de 1945.

8 de agosto de 2007

Los secretos del hombre más rico del mundo

Carlos Slim, Mr. Monopolio.

Es difícil pasar un día en este país y no poner dinero en su billetera. El magnate de 67 años controla más de 200 compañías en sectores como telecomunicaciones, tabaco, construcción, minería, bicicletas, gaseosas, aerolíneas, hoteles, ferrocarriles, banca e imprenta. Slim dice que ha "perdido la cuenta". En total, todas sus empresas representan más de un tercio del valor del principal índice bursátil de México, mientras que su fortuna asciende a 7% de la producción económica anual de ese país (en su punto álgido, la riqueza de John D. Rockefeller llegaba a 2,5% del Producto Interno Bruto de Estados Unidos).

"Este restaurante es el único lugar en México que no pertenece a Carlos Slim", bromea en su carta un local de comida en Ciudad de México.

La riqueza de Slim ha crecido más rápido que cualquier otra en el mundo, aumentando en más de US$20.000 millones en los últimos dos años para llegar actualmente a unos US$60.000 millones. Si bien el valor de mercado de sus empresas que cotizan en bolsa podría caer, hoy es probablemente más rico que Bill Gates, que según la revista Forbes tenía un patrimonio de US$56.000 millones en marzo. Sería la primera vez que una persona del mundo en desarrollo ocupa el primer lugar desde que la revista comenzara a seguir a los ricos fuera de EE.UU. en los años 90.

"No es una competencia", dijo Slim hace poco durante una entrevista, jugueteando con un habano sin prender en una oficina en un segundo piso decorada con pinturas mexicanas del siglo XIX. Un hombre relativamente modesto, que usa las corbatas de sus propias tiendas, Slim afirma que no se siente más rico sólo porque lo es en el papel.

¿Cómo logró este hijo mexicano de inmigrantes libaneses llegar a estas cimas? Lo hizo al ensamblar monopolios
, algo parecido a lo que hizo John D. Rockefeller con la industria de la refinación de petróleo durante la era industrial. En el mundo postindustrial, Slim ha construido un baluarte en torno a la telefonía en México. Sus compañías Teléfonos de México SAB (Telmex) y Telcel controlan 92% de todas las líneas fijas y 73% de la telefonía móvil, respectivamente. Al igual que Rockefeller en su momento, Slim ha acumulado tanto poder que es considerado un intocable en su país, una fuerza tan grande como el Estado mismo. Slim es un caso de estudio sobre las contradicciones. Dice que le gusta la competencia en los negocios, pero intenta bloquearla cada vez que puede. Le encanta hablar acerca de las tecnologías, pero no usa una computadora y prefiere el papel y el lápiz. Ha sido anfitrión de personajes tan variados como Bill Clinton y Gabriel García Márquez, pero en muchos sentidos es provinciano. No le gusta mucho viajar y dice con orgullo que no posee ninguna vivienda fuera de México. En un país fanático del fútbol, le gusta el béisbol. ¿Su equipo favorito? Los Yankees de Nueva York.

Sus admiradores dicen que Slim, un insomne que se queda hasta altas horas de la noche leyendo libros de historia (Ghengis Khan y sus engañosas estrategias militares es uno de sus temas favoritos), encarna el potencial de México para convertirse en un tigre latino. Su austeridad, tanto en sus empresas como en su vida privada, dicen, es un modelo de moderación en una región en la que muchos grandes empresarios son conocidos por ostentar su riqueza.

Para sus detractores, no obstante, el auge de Slim dice mucho acerca de los problemas más profundos de México, incluyendo la brecha entre ricos y pobres. En el último ranking de la ONU, México figura en el lugar 103 entre 126 países en cuanto a igualdad. En los últimos dos años, Slim ha ganado casi US$27 millones el día, mientras que un 20% de la población vive con US$2 o menos al día.

"Es como EE.UU. y los grandes industrialistas de 1890. Sólo que Slim es Rockefeller, Carnegie y J.P. Morgan todo en uno", afirma David Martínez, un inversionista mexicano que vive en Nueva York.

"Es sorprendente ver cómo las grandes empresas han capturado el Estado mexicano", dice Eduardo Pérez Motta, presidente de la Comisión Federal de Competencia de México. "Es un riesgo para nuestra democracia y está sofocando nuestra economía".

Como el rostro de la nueva élite, Slim representa un difícil desafío para el nuevo presidente del país. Felipe Calderón tiene que decidir si debe contener a Slim, a pesar de su reputación de ser el mayor empleador privado y contribuyente tributario del país. El Congreso casi nunca aprueba leyes que amenacen sus intereses. y sus empresas representan una parte importante del ingreso publicitario de México, por lo que los medios son reacios a criticarlo.

En los últimos meses, Calderón ha tratado de llegar a un acuerdo a puertas cerradas con Slim. En varios encuentros cara a cara, el presidente ha tratado de convencer al magnate de aceptar una mayor competencia, según fuentes al tanto. El gobierno tiene una carta de peso: Slim no puede ofrecer video —un mercado potencialmente gigantesco— en sus redes sin la aprobación del gobierno. Pero algunos cercanos a Calderón dicen en privado que estas conversaciones reservadas le siguen el juego a Slim, ya que le permiten circunvalar a los reguladores del país, lo que subraya la debilidad de las instituciones mexicanas. Slim afirma que sus compañías están en "contacto constante" con los reguladores, pero le restó importancia a la noción de una negociación secreta.

Slim —un hombre al que le gusta hablar y que suele ser empático, aunque también se enoja con facilidad— rechaza la etiqueta de monopolista. "Me gusta la competencia. Necesitamos más competencia", dice mientras toma unos sorbos de Coca-Cola Light. Slim recalca que sus empresas operan en mercados competitivos y que México representa sólo un tercio de los ingresos de su operadora celular América Móvil SAB, que tiene clientes desde San Francisco a Santiago de Chile. La estrategia de Slim ha sido consistente a lo largo de su carrera: comprar compañías a precio de liquidación, reestructurarlas y marginar a la competencia sin piedad. Después de obtener el control de Telmex en 1990, Slim se apoderó rápidamente del mercado de cables de cobre que esa empresa usa para los cables de teléfono. Compró uno de los dos principales proveedores y se aseguró que Telmex no adquiriera cables del otro proveedor. Al final logró que los dueños de la otra empresa vendieran su negocio a Slim.

Su control sobre la telefonía mexicana ha atrasado el desarrollo del país. Sólo un 20% de los hogares de ese país tiene una línea de teléfono y sólo un 4% de los mexicanos tiene acceso a banda ancha. Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), los consumidores y empresas de México pagan precios superiores al promedio por sus llamadas telefónicas.

Slim concuerda en que muchas industrias en México son dominadas por grandes compañías, pero no ve problema en ello mientras ofrezcan buen servicio y buenos precios.

Los años clave


El año que moldeó el futuro de Slim fue 1982. La caída en los precios del petróleo llevó a que México cayera en picada. Cuando el presidente saliente José López Portillo nacionalizó los bancos, la tradicional élite empresarial temió que el país se volviera socialista y comenzó a abandonar México. Muchas empresas se vendían a un 5% de su valor libro. Slim adquirió decenas de grandes firmas a precio de ganga, decisión que fue recompensada cuando la economía comenzó a recuperarse en los años siguientes. "Los países no quiebran", dijo Slim a sus amigos en esos años.

A pesar de sus habilidades empresariales, muchos mexicanos creen que su gran momento fue el ascenso al poder de Carlos Salinas en 1988, un tecnócrata educado en la Universidad de Harvard que quería modernizar el país. Ambos hombres hicieron amistad a mediados de los años 80. Salinas privatizó cientos de empresas estatales, incluyendo Telmex en 1990. Slim, junto a Southwestern Bell y France Telecom, ganó la subasta, por sobre un grupo de empresas encabezado por su amigo Roberto Hernández. Éste último después insinuó que la venta estaba arreglada, algo que tanto Slim como Salinas han negado siempre. Sea como sea, el proceso de privatizaciones creó una nueva clase de superricos en México. En 1991, el país tenía a dos hombres con una fortuna superior a los US$1.000 millones en la lista de Forbes. En 1994, al final del sexenio de Salinas, ya eran 24. Y el más acaudalado de todos era Slim.

Retrospectivamente es fácil ver por qué Slim y Hernández consideraban que Telmex era un trofeo que bien valía la pena terminar con su amistad. Mientras que países como Brasil y Estados Unidos disolvieron sus monopolios estatales al crear a partir de éstos varias empresas que competían entre sí, México vendió su compañía intacta, excluyendo cualquier competencia en los primeros seis años. Y a diferencia de otros países, a Telmex se le permitió ofrecer los tres servicios —llamadas locales, de larga distancia e inalámbricas— en todo el país. Al principio, el gobierno ni siquiera se empeñó en crear un regulador para el mercado de la telefonía, lo que sólo ocurrió tres años después de la privatización.

A lo largo de los años, la mayoría de los intentos de regular a las compañías de Slim ha fracasado. La Cofetel, el regulador de las telecomunicaciones, era tan débil en los años 90 que los rivales de Telmex lo tildaron de "Cofetelmex". Cuando las autoridades trataban de actuar, los abogados de Slim bloqueaban la iniciativa en los bizantinos tribunales del país.

El dueño de Telmex también tenía amigos en altos cargos. Cuando fue electo presidente en 2000, Vicente Fox escogió a Pedro Cerisola, un ex empleado de Telmex, como secretario de Comunicaciones y Transporte. Cerisola, quien no quiso comentar para este artículo, rara vez hacía algo en contra de su ex compañía, afirman ejecutivos de telefónicas rivales. Con el dinero proveniente de su imperio telefónico, Slim se ha expandido a otros mercados en México y América Latina. América Móvil tiene 124 millones de clientes en más de 10 países en la región.

En su país natal, Slim se ha enfocado en industrias que dependen de contratos gubernamentales. Su nueva compañía constructora, Ideal SAB, apuesta a gestionar algunas de las carreteras más grandes de México. Su empresa de servicios petroleros construyó hace poco la mayor plataforma de crudo del país.

En privado, algunos líderes de negocios dicen que sienten que Slim se ha vuelto demasiado codicioso. La muerte de su esposa Soumaya en 1999 lo dejó sin un cable a tierra, dice Enrique Trigueros, amigo de Slim cuando ambos eran jóvenes corredores de bolsa en los años 60. "Ella era una mujer especial, del tipo que sabe mantener a raya a un hombre. Hoy, lo único en lo que puede pensar es negocios", afirma.

David Luhnow
Wall Street Journal

7 de agosto de 2007

La McDonaldización de la vida mexicana

Artículo escrito por René Drucker Colín –uno de los más destacados representantes del quehacer científico nacional– publicado el 7 de agosto de 2007 en La Jornada.

Si uno voltea a ver a su alrededor y medita un poquito sobre el estilo de vida que nos hemos forjado a lo largo de ya varias décadas, no sabríamos bien a bien si reír o llorar. No cabe duda que la complejidad de la vida moderna impone cada vez más demandas, no sólo a la sociedad en su conjunto, sino a las familias también. Está claro que hoy día las grandes ciudades imponen una serie de demandas a los ciudadanos que obligan a encontrar las formas más simples, efectivas y rápidas para resolver la vida cotidiana. Si a esto le sumamos la falta de estructuras y servicios sociales de calidad, la combinación es bastante explosiva y genera gran presión hacia los individuos por encontrar los métodos con menores complicaciones y así generar la resolución de las necesidades más inmediatas y apremiantes. Una de ellas, por ejemplo, es la alimentación, donde a raíz de la introducción masiva y constante de productos baratos y de rápida confección, se ha logrado introducir a nuestro país (pero asimismo en el mundo entero), cambiando costumbres, una serie de insumos culinarios baratos, pero de bajísima calidad y de alta peligrosidad para la salud.



Las cadenas de fast food (comida rápida) como McDonald's son responsables de los cambios alimenticios en la población, lo que ha logrado que nos coloquemos en el segundo lugar después de Estados Unidos en obesidad. Las consecuencias de esto no han dejado de aparecer rápidamente con el alarmante crecimiento de la diabetes juvenil. Pero el problema no se restringe a los hábitos alimenticios. El modelito de "comida rápida" se ha introducido en el estilo de vida de nuestra población y, lo que es peor, al modelito de visión de desarrollo del país por parte de ciertos sectores de la población y de grupos políticos. Lo rápido es negocio, la calidad es prescindible.

No hay espacio para exponer todos los ámbitos de la vida mexicana en los que la McDonaldización ha terminado siendo un estilo a seguir. La superficialización y tergiversación de los valores está terriblemente presente cotidianamente en la televisión, donde es difícil encontrar algo que valga la pena ver. Lo terrible es que eso es lo que alimenta la mente de los jóvenes, quienes ven durante demasiado tiempo este supuesto medio de diversión.

La educación superior en nuestro país ha sufrido también una especie de cambio hacia lo superfluo y supuestamente útil. Hoy día nos han invadido las universidades patito que podríamos bautizar con el nombre de universidades McDonald's, en las cuales la educación que se imparte termina enfermando a los alumnos de una especie de espejismo educacional: los "preparan" para una serie de empleos que frecuentemente no sólo no existen, sino que además, cuando sus egresados son contratados, los sueldos que reciben son equivalentes a su preparación: malos, por no decir malísimos.



Por otra parte, los intereses de grupos de poder económico y de grupos políticos, confabulados ambos, no tienen interés en resolver los problemas de la sociedad mexicana: lo que desean es saquear al país y generar una sociedad complaciente, pobremente educada y, por ende, fácilmente manipulable, impulsando todos los valores más superficiales y anodinos. Hoy día el conocimiento, la cultura, la educación de calidad son consideradas por los grupos de poder inútiles y como piedritas en el zapato. ¿Para qué quiero generar conocimiento, si lo puedo comprar?, ¿para qué quiero cultura, si puedo viajar? y ¿para qué quiero educación de calidad, si puedo enviar a mis hijos a estudiar fuera? Los que no puedan hacer todo eso, no merecen tenerla, y ciertamente, yo gobierno, o yo empresario, no voy a invertir para que la sociedad entera pueda recibir los beneficios de estas cosas. Mejor hay que convencer de que la McDonaldización de la vida mexicana es lo mejor que puede tener el pueblo de México. ¿A quién le interesa cambiar eso? Desde luego a la clase política dominante, no. Si no, ¿cómo les vendemos espejitos? Estamos, pues, invadidos por la chatarra alimenticia, la chatarra televisiva y la chatarra educativa, enriqueciendo a algunos pocos y fastidiando a muchos.

5 de agosto de 2007

De las universidades públicas

Artículo escrito por Carlos Monsiváis, publicado el 29 de julio de 2007 en El Universal

El principal centro de producción intelectual de cada país, la universidad pública, suele ser, en lo tocante a (numerosos) efectos del debate intelectual, una zona lejana y con frecuencia inaudible. También las universidades públicas, al asumir la defensa de las libertades, atraen el odio o la enemistad activa de los gobiernos, por ejemplo la UNAM en 1968, las de Argentina durante la Guerra Sucia; las de Chile durante la dictadura de Pinochet; las de Perú en el periodo de Fujimori (añádase la intolerancia criminal de Sendero Luminoso); las de Venezuela ahora con las presiones de Hugo Chávez; las de Guatemala en el periodo donde los ejércitos toman las universidades, y se secuestra y asesina a rectores y profesores; las de Honduras, las de El Salvador.

—El manejo de la formación profesional tiene que ver, durante una larga etapa, anterior a la década de 1980, con la concentración del empleo en la burocracia del Estado. Este trust del empleo, del prestigio, de las oportunidades comparativamente privilegiadas, hace que sea cada vez más frecuente el uso del estudio como simple medio de ascenso, y se atengan nada más a los conocimientos útiles en la burocracia. Esto, en un plazo muy rápido, elimina el espejismo que convertía a las universidades en claustros definitivos, y lo devuelve casi todo a la práctica tradicional: las universidades, estaciones de paso de los ambiciosos, los inteligentes, los llamados al poder. En las universidades públicas o privadas, se concluye hablando del profesorado, sólo se quedan los que no supieron irse.

—Luego de cinco o diez años de estancia en las universidades, los de vocación meritocrática se van hacia el “servicio público” o el empresariado. Y se despliega la frustración de los más, de los pasantes o titulados enterados a diario de: a) el título ya no es garantía de ascenso, y b) según las clases gobernantes, el conocimiento sin adecuadas relaciones de clase es puro analfabetismo. Esto afecta por igual a las capitales y las regiones.

Los ambiciosos, los inteligentes, los llamados al poder. En las universidades públicas o privadas, se concluye, sólo se quedan los que no supieron irse.

—El traslado de los proyectos utópicos (en el mejor sentido del término) a la sociedad elimina una de las actitudes preferidas de los radicales universitarios en este siglo, la vocación mesiánica. Al no contraponer el peso del conocimiento a la fuerza del Estado (algo que en un medio sin alternativas se asimila con rapidez) reaparece la eterna conclusión: no hay alternativas fuera del capitalismo porque las otorgadas por el sistema de universidades públicas alcanzan a muy pocos.

—La carga opresiva del concepto y la realidad de la universidad de masas, que existe simplemente porque hay masas en la universidad, genera el prejuicio aplastante sobre la degradación académica, y la desaparición de los antiguos (se supone que muy elevados) niveles de conocimiento. No es esto muy cierto; hoy, en términos generales, la vida académica es más informada y productiva, y no sólo por la proliferación de centros e institutos de investigación porque ahora los intelectuales han transitado a la Academia. Pero la leyenda pesa, y al no desmontarse el concepto universidad de masas, éste continúa operando negativamente con resultados psicológicos, políticos y culturales, similares a los detentados por los términos subdesarrollo y tercermundista. A la penuria económica de la mayoría se añade la noción fatalista: la universidad de masas siempre será un lugar de tercer orden, de falta de recursos esenciales, de atraso tecnológico. Esto, mientras la licenciatura ocupa el sitio cultural y de reconocimiento antes asignado al bachillerato, y el posgrado o doctorado (el P.H.D.) es, en términos reales, el nuevo bachillerato.

“Si viene de universidad pública, lamentamos decirle que no hay empleo"

Los egresados de las universidades públicas han vivido en estos años la magna reducción salarial, la disminución de oportunidades, la burocratización y, desde hace una década, la creciente preferencia gubernamental por los egresados de universidades privadas, por razones ideológicas (“No pierden su tiempo con tonterías subversivas”), por motivos técnicos (“han tenido todo su tiempo para prepararse, sin problemas económicos”), y por causas “genealógicas” (“Son de buenas familias”). A esto se agregan los criterios de eficiencia prestigiosa del neoliberalismo que a la letra dicen: las universidades públicas son inmensos estacionamientos del desamparo vocacional, estepas del conocimiento anacrónico, sitios de retención y entretenimiento de multitudes de adolescentes y jóvenes, antes de que se propongan en vano la caza de oportunidades que el determinismo de clase les veda.

Sin embargo, y pese al desdén presupuestal y social del gobierno, las universidades públicas siguen cumpliendo funciones indispensables:

—Habitúan, a partir de la expansión de la enseñanza media, a sectores amplios a prácticas culturales inusitadas (lectura, discusión de temas y autores, asistencia por lo menos ocasional a conciertos y recitales, obras de teatro, etcétera), lo que, entre otras cosas, y por así decirlo, normaliza el libro en medios avasallados tradicionalmente por los odios y las reverencias del anti-intelectualismo.

—Aclimatan la pluralidad y la renovación ideológica y teórica, y son la representación nítida del Estado laico.

—Preservan y enriquecen críticamente el interés por lo nacional, en materia de debates, lecturas, ediciones críticas, tradiciones intelectuales, visiones de la historia, información múltiple sobre el desarrollo de las ciudades y el país.

—Forman, en un primer nivel, a la mayoría de los profesionistas encargados de satisfacer las necesidades de la administración pública y la sociedad.

—Representan el avance científico y cultural posible en una nación de escasos recursos. La tecnología ya se reparte entre las universidades públicas y privadas.

—Emblematizan y son efecto del espacio que el Estado le concede a la sociedad en materia de crítica, libertad de expresión, disidencia política y moral. Junto con sectores limitados de la prensa, las universidades públicas usan de su autonomía para discrepar porque, salvo en los regímenes muy autoritarios, se acepta que en las zonas formativas de la nación la crítica es indispensable. Con salvedades: la crítica aun hoy es inconcebible en las universidades dominadas férreamente por los gobiernos locales, y un buen número de las privadas.

—Preparan a los científicos y técnicos para las zonas urgentes del desarrollo.

—Forman a las decenas de miles de profesores que demanda la explosión demográfica.

—Garantizan la continuidad del conocimiento en materia de ciencias sociales y humanismo.

—Forman, en el caso de las universidades públicas, a los jóvenes de clases populares y clases medias (que en muchos casos ya va siendo lo mismo) en un conocimiento más cercano y exacto del país donde, también, en una medida muchísimo mayor de lo que se cree, interviene el tumulto, la discusión frenética, el ensayo de gobierno desde la asamblea, el lenguaje libérrimo. Esto por supuesto, no es función deliberada, pero no es por eso menos crucial.

—Representar a los ojos de las clases populares y las clases medias, el privilegio posible, la movilidad social al alcance. Por muy dañado o destruido que se encuentre este sueño, sigue siendo esencial.

Escritor